(...) Se trataba simplemente de uno de esos momentos tan habituales en nueva york en que uno se enfrenta a todo un maldito cúmulo de opciones. "El Alienista" (1994), Caleb Carr
Frases de "El Alienista" (1994) Frases de Caleb Carr
En la terminal, la gente iba y venía según los horarios de los principales vuelos de primera hora, los que llevaban a Nueva York, Miami o Chicago. Luego, a medida que el número de vuelos se incrementaba, el flujo fue creciendo. A las ocho y media nos separamos para colocarnos en lugares desde donde pudiéramos ver bien todos los puntos de acceso, por si Clark aparecía. No apareció. La que sí apareció fue una familia de Hare Krishnas dando chasquidos con los dedos y ofreciendo panfletos a cambio de dinero. Se desplazaban de una persona a otra hasta que llegaron a Pike y pasaron de largo corriendo. El instinto de supervivencia es poderoso. "El último golpe" (1997), Robert Crais
Frases de "El último golpe" (1997) Frases de Robert Crais
Ella se daba cuenta de que la suya era una relación muy extraña, ¿Pero quién se lo habría creído? Por lo que había visto en Nueva York, todo el mundo se acostaba con todo el mundo y todos salían con dos o tres personas a la vez. "El precio de la sal" (1952), Patricia Highsmith
"El precio de la sal" (1952) Frases de "El precio de la sal" (1952) Frases de Patricia Highsmith
- ¿No te dijo nunca nadie que eras un tipo estupendo? -No soy un tipo estupendo. -Oye. Eres un tipo realmente estupendo, y te aprecio más que a nadie en el mundo. En Nueva York no te podía decir eso; hubiera sido como afirmar que era un marica. "Fiesta" (1926), Ernest Hemingway
"Fiesta" (1926) Frases de "Fiesta" (1926) Frases de Ernest Hemingway
El objetivo vital de Tad es divertirse más que nadie en Nueva York, y esto implica bastante movimiento, ya que uno siempre tiene la sensación de que el lugar en donde no está siempre es más divertido que aquel en donde está. "Luces de neón" (1984), Jay McInerney
"Luces de neón" (1984) Frases de "Luces de neón" (1984) Frases de Jay McInerney
Estás cansado de Nueva York, de la vida nocturna, de las mujeres de cabeza rapada. Tu presencia aquí sólo sirve para vivir una experiencia hasta el límite, que te aclara múltiples aspectos de lo que no es tu personalidad. "Luces de neón" (1984), Jay McInerney
"Luces de neón" (1984) Frases de "Luces de neón" (1984) Frases de Jay McInerney
Nueva York era un espacio inagotable, un laberinto de interminables pasos, y por muy lejos que fuera, por muy bien que llegase a conocer sus barrios y calles, siempre le dejaba la sensación de estar perdido. "Ciudad de cristal" (1985), Paul Auster
"Ciudad de cristal" (1985) Frases de "Ciudad de cristal" (1985) Frases de Paul Auster
Las seis menos cuarto. Los dedos flacos de la aurora penetran desde el este. En Nueva York, la gente empieza a gorjear suavemente. "El Sr Penumbra y su librería 24 horas abierta" (2012), Robin Sloan
"El Sr Penumbra y su librería 24 horas abierta" (2012) Frases de "El Sr Penumbra y su librería 24 horas abierta" (2012) Frases de Robin Sloan
La mentalidad de suburbios es incapaz de abarcar la complejidad emergente de una acera de Nueva York. "El Sr Penumbra y su librería 24 horas abierta" (2012), Robin Sloan
"El Sr Penumbra y su librería 24 horas abierta" (2012) Frases de "El Sr Penumbra y su librería 24 horas abierta" (2012) Frases de Robin Sloan
Esta ciudad es una recompensa por todo lo que te permitirá alcanzar y un castigo por todos los crímenes que te forzará a cometer. "El coloso de Nueva York" (2003), Colson Whitehead
"El coloso de Nueva York" (2003) Frases de "El coloso de Nueva York" (2003) Frases de Colson Whitehead
No escuches nunca lo que la gente te cuente de Nueva York, porque si no lo presencias, no forma parte de tu Nueva York y lo mismo daría que fuera Jersey. "El coloso de Nueva York" (2003), Colson Whitehead
"El coloso de Nueva York" (2003) Frases de "El coloso de Nueva York" (2003) Frases de Colson Whitehead
Sé que arde de rabia y me alegra verla así. ¿Y por qué no? Yo también ardo de rabia. Pero paseamos por las calles de Nueva York juntas continuamente. "Apegos feroces" (1987), Vivian Gornick