El cuerpo de un hombre es como el brillo de una llanura luminosa de la que se tiene una perfecta perspectiva. A diferencia del cuerpo femenino, no ofrece el asombro de descubrir un pequeño manantial en cada paseo, como tampoco una mina, donde, al adentrarse uno, percibe cristalizaciones. Todo es exterior, la encarnación de la pura belleza visible. Uno pone todo su amor, todo su deseo en la primera curiosidad ardiente, y luego el amor invade el espíritu o se desliza alegremente sobre otro cuerpo. "El color prohibido" (1954), Yukio Mishima
"El color prohibido" (1954) Frases de "El color prohibido" (1954) Frases de Yukio Mishima
No nos acariciábamos de manera impúdica. Nuestra juventud ardiente se sometía al espíritu caballeresco de una pasión pura. "El mar, el mar" (1978), Iris Murdoch
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