17 frases de Carta de una desconocida (Brief einer Unbekannten) de Stefan Zweig... En esta obra, Zweig aborda la efímera naturaleza del amor y la fatalidad del destino. Las frases revela el poder del deseo y la tragedia en la vida de los personajes.
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Frases de Carta de una desconocida Stefan Zweig
01. Pero tú nunca has pensado en mí, me has olvidado.
02. No hay nada más terrible que estar sola cuando estás rodeada de gente.
03. No me reconociste, ni entonces ni en ningún otro momento, nunca me has reconocido.
04. Por debajo de ese cansancio, me quemaba la determinación inagotable de verte, de hablar contigo.
05. Quiero descubrirte toda mi vida, la verdadera, que empezó el día en que te conocí.
06. (...) No sabía que la curiosidad especial con la que te miraba y espiaba se llamaba amor.
07. La gente que tiene una vida opaca siempre curiosea todo lo que pasa más allá de su puerta.
08. (...) Todavía recuerdo perfectamente el día y la hora exacta en que te entregué mi corazón para siempre.
09. Sólo quiero una cosa de ti, que creas todo lo que te confiesa mi dolor, un dolor que sólo busca amparo en ti.
10. Vi que eras dos personas en una: un joven ardiente, impulsivo y aventurero, y, al mismo tiempo, en tu arte, un hombre enormemente serio, responsable y cultivado.
11. No quería ser feliz ni estar contenta lejos de ti; yo misma me encerré en un mundo lúgubre de soledad en el que me atormentaba.
12. ¡Y si tuviera que volver a pasar por aquel infierno sabiendo de antemano lo que me espera, lo volvería a hacer, querido, una y mil veces más!
13. Te buscaba y estaba segura de que me reconocerías después de todos aquellos malditos años de nostalgia. Quería que me hicieses caso, que me quisieras.
14. No te culpo, te quiero tal como eres, ardiente y distraído, olvidadizo, entregado e infiel, te quiero así, sólo así, como siempre has sido y como aún eres.
15. No te dejo ninguna fotografía ni ninguna señal, del mismo modo que tú no me has dejado nada, y nunca me reconocerás, nunca. Era mi destino en la vida.
16. Después comprendí que esa mirada que atrae, que te envuelve y te desnuda a la vez, esa mirada de seductor consumado, era tu modo de mirar a todas las mujeres que se cruzaban en tu camino...
17. Nunca he conocido a ningún hombre que se entregue en esos momentos con tanta ternura, que ofrezca su profunda intimidad con tanto altruismo y que después lo diluya todo en un olvido infinito, casi inhumano.