Frases de Javier Castillo
El día que se perdió la cordura (2014)
Historia de suspenso narrada desde diferentes puntos de vista por sus personajes que, en un principio, no tienen ninguna relación aparente. Un día normal se convierte en un caos cuando un hombre desnudo pasea con la cabeza decapitada de una mujer

01. Es muy distinto lo que una persona quiere, a lo que una persona necesita, a lo que una persona dice que quiere. El día que se perdió la cordura
02. Moriré aquí dentro y ellos seguirán con su espiral de destrucción: quebrantando sueños, destrozando vidas, aireando ilusiones, desgranando futuros, eliminando aspiraciones y, sobre todo, dilapidando amores. El día que se perdió la cordura
03. (...) Tal vez se trataba de un escudo mental, de una prisión imaginaria que mantendrían cautivos sus sentimientos. El día que se perdió la cordura
04. Ten una idea, cualquiera, y siempre habrá un grupo de personas que se la crean, por muy infundada que esté. El día que se perdió la cordura
05. Esto es una locura, ni siquiera sé tu nombre. Ni siquiera sé quién eres, pero ya te quiero. El día que se perdió la cordura
06. Todos y cada uno de nosotros guardamos dos mitades, dos extremos que nos impulsan hacia un lado o hacia otro. Que podemos amar con todas nuestras fuerzas algo, pero siempre nos queda una parte oscura esperando despertar. El día que se perdió la cordura
07. A mí me compete saber qué piensa, cómo actúa, por qué lo hace y, llegado el caso, si está suficientemente cuerdo para pasar toda la vida en la cárcel. El día que se perdió la cordura
08. A veces el destino quiere jugar con nosotros, a veces el destino quiere reírse de nosotros, pero a veces, el destino nos pone a prueba para que nos demos cuenta de que existe. El día que se perdió la cordura
09. Lo que sé es que el hecho de soñar un nombre, y escribirlo en una nota, no son suficientes argumentos como para asesinar sin piedad. El día que se perdió la cordura
10. Ya me han dicho que en doce horas de interrogatorios no has hablado absolutamente nada. Ni siquiera para pedir agua. La policía baraja dos hipótesis: una, que eres mudo y que no puedes hablar... Y dos, eres más listo de lo que aparentas, y quieres jugar con todo el departamento de policía. El día que se perdió la cordura