¿Se puede recordar la muerte? -Oh sí. Pero sólo la recuerdan los muertos. Ustedes, los vivos, están ciegos. Pero nosotros los que nos hemos bañado en el Tiempo, y los que hemos renacido como hijos de la Tierra y herederos de la Eternidad, navegamos a la deriva en ríos de arena y corrientes de obscuridad, sabiendo del bombardeo de las estrellas, cuyas emanaciones han tardado millones de años en llover sobre la Tierra y que nos buscan en nuestros jardines de almas envueltas eternamente, parecidas a grandes semillas, bajo las capas de mármol y los bajorrelieves de los esqueletos de pájaros reptiles, que vuelan en la arenisca, tan profundo como un suspiro, con las alas desplegadas y abiertas hace un millón de años. Somos los guardianes del Tiempo. Ustedes, los que caminan la Tierra, sólo conocen el momento que se esfuma con el próximo suspiro. Ustedes no pueden cuidar el Tiempo, porque se mueven y viven. Nosotros somos los graneros del obscuro recuerdo. Nuestras ánforas funerarias guardan, no sólo nuestras luces y nuestros corazones silenciosos, sino nuestros pozos, mucho más profundos de lo que se puedan imaginar, donde en el subterráneo de las horas perdidas todas las muertes que alguna vez fueron, muertes sobre las que la humanidad ha construido nuevas viviendas de carne y murallas de piedra, se mueven hacia arriba, mientras nosotros nos hundimos incluso más y más, bañados en obscuridades, vendados por medianoches. Acumulamos. Somos sabios con los adioses. "De la ceniza volverás" (2001), Ray Bradbury
"De la ceniza volverás" (2001) Frases de "De la ceniza volverás" (2001) Frases de Ray Bradbury
Ese tipo a la deriva no debía de sobrevivir más que a través de conversaciones entre náufragos, historias de tormentas, de supervivencia, de botellas en el mar... "Un avión sin ella" (2012), Michel Bussi
"Un avión sin ella" (2012) Frases de "Un avión sin ella" (2012) Frases de Michel Bussi
La soledad había actuado en su cerebro como un narcótico, excitándolo y estimulándolo primeramente, luego generando una languidez poblada ele vagos ensueños, viciando sus proyectos, anulando sus propósitos, impulsando toda una cabalgata de sueños a los que se sometía pasivamente, sin tratar siquiera de eludirlos. La confusa masa de lecturas y meditaciones sobre temas artísticos que había acumulado desde que se recluyó, la cual debía servir de dique para contener la corriente de viejos recuerdos, había sido repentinamente arrastrada, y la inundación avanzaba, barriendo presente y futuro, sumergiéndolo todo bajo las aguas del pasado, cubriendo su espíritu con una gran extensión de melancolía por cuya superficie iban a la deriva, como irrisorios restos de un naufragio, episodios triviales de su existencia, incidentes de absurda insignificancia. "A contrapelo" (1884), Joris-Karl Huysmans
"A contrapelo" (1884) Frases de "A contrapelo" (1884) Frases de Joris-Karl Huysmans
En un momento crucial y adverso de su vida se casó con un sueco con cara de luna. Fusionaron dos fracasos y marcharon a la deriva hacia el fin del mundo. Varados por casualidad en aquel remolino, construyeron la cabaña perfecta de Malmo, la ciudad natal de él, con sus estratégicas ventanas y sus listones verticales pintados de rojo con almagre. "En la Patagonia" (1977), Bruce Chatwin
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Mi amiga dice a veces que está harta de trabajar y que le gustaría mandarlo todo a freír espárragos. Quisiera encerrarse en una taberna para beberse todos sus ahorros, o bien meterse en la cama y no volver a pensar en nada y dejar que vengan a cortarle el gas y la luz, dejar que todo se vaya a la deriva poco a poco. Dice que lo hará cuando yo me marche. Porque nuestra vida en común durará poco: yo me marcharé pronto y volveré a casa de mi madre, con mis hijos, una casa en la que no me estará permitido llevar los zapatos rotos. Mi madre me cuidará, me impedirá usar alfileres en vez de botones y escribir hasta las tantas de la noche. Y yo, a mi vez, cuidaré a mis hijos, venciendo la tentación de mandarlo todo a freír espárragos. Volveré a ser grave y maternal, como siempre me ocurre cuando estoy con ellos, una persona distinta de esta de ahora, una persona a la que mi amiga no conoce en absoluto. "Las pequeñas virtudes" (1962), Natalia Ginzburg
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Cómo cambia el juego. Supón que alguien no puede amar. Ahora él o ella podrá. Podemos hacer que ame. Imagina que alguien ama demasiado. O ama a una persona que sus tutores o un profesional de la salud considera inapropiada para ellos. Podemos cortarle las alas a esa mierda. ¿Y si una persona está triste por culpa del amor verdadero? Ahí es donde entramos nosotros, o su tutor o su médico: no más triste. Ya no somos, en términos de control emocional, barcos a la deriva. Nadie lo es. Vemos un barco a la deriva, nos subimos a bordo, instalamos un timón, le ponemos a él o a ella rumbo al amor. "Diez de diciembre" (2013), George Saunders
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Así que floto, a la deriva, como si fuera una misión, mirando al cielo, pensando en eso de que uno se siente solo cuando está con gente; cuando uno está solo, en cambio, hasta puede que se sienta acompañado. "Mala onda" (1991), Alberto Fuguet
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Cuando pienso en la vida, a veces tengo la impresión de que no soy más que un tronco a la deriva, arrastrado por las aguas hasta una playa. "De qué hablo cuando hablo de correr" (2007), Haruki Murakami
"De qué hablo cuando hablo de correr" (2007) Frases de "De qué hablo cuando hablo de correr" (2007) Frases de Haruki Murakami
No era asunto baladí para los territoriales, incluso para aquellos de origen rural, reagrupar a las ovejas que vagabundeaban por los restos de carreteras, los cerdos a la deriva, los patos, gallinas, pollos y gallos en vías de marginalización, los conejos sin domicilio fijo. "14" (2012), Jean Echenoz
"14" (2012) Frases de "14" (2012) Frases de Jean Echenoz
Si vuestras velas o vuestro timón se rompieran, no podríais más que agitaros e ir a la deriva o permanecer inmóviles en medio del mar. Porque la razón, gobernando sola, es una fuerza limitadora y la pasión, desgobernada, es una llama que se quema hasta su propia destrucción. "El profeta" (1923), Gibran Jalil Gibran
"El profeta" (1923) Frases de "El profeta" (1923) Frases de Gibran Jalil Gibran