No hay gobierno popular. Gobernar es crear descontentos.
El canto popular debe volar libre, no hay que armonizarlo.
No hagas juez de la vida a la opinión popular, sino a tu sola conciencia.
Yo no soy comercial desde el momento en que no vendo discos. Yo me ofendería si me dijeran "música ligera", sin peso. Mi música es una música de cámara, popular, derivada del tango, en fin, hay mil vueltas que se le pueden dar, pero yo me conformo con hacer lo que se me da la gana, que es muy importante.
La difusión de la cultura, del ocio y el bienestar económico han creado una inusitada demanda de arte popular. Como quiera que el número de buenos artistas es siempre muy limitado, tal demanda ha tenido que ser forzosamente satisfecha, en sustitución de aquellos, por los malos artistas.
Una idea original se puede producir en cualquier ambiente, conserve o no la herencia de lo pasado, pero sólo será dominadora si encuentra ya el camino abierto para ella por una sucesión de ideas que la sirvan de antecedente, y ello por una razón: la de que en un pueblo se conservan como en depósito de sentimiento los pensamientos del pasado y que una idea no puede ser dominadora si no logra el apoyo popular.
Me voy a fuera y está todo tan mal, mejor me vuelvo a entrar. La gente pronto parece olvidar, lo que pasó algunos años atrás, ¡Oh! ¡Señor! Un lugar, sin memoria popular, no cantará, no bailará, ni una noche más.
Para mí la cultura popular, incluso la más comercial, es como una gran reserva natural de donde los escritores podemos tomar infinitos temas para establecer una comunicación directa con los lectores.
La cultura nacional, conformada según la Doctrina Nacional, debe ser como la misma doctrina: simple, práctica, popular, cristiana y humanista. "Doctrina peronista" (1947), Juan Domingo Perón
"Doctrina peronista" (1947) Frases de "Doctrina peronista" (1947) Frases de Juan Domingo Perón
Alguna vez, alguien que sea dueño de fuerzas geniales, tendrá que realizar el ensayo de la influencia de lo popular en el destino de nuestra América, para recién entonces poder tener nosotros la noción admirativa de lo que somos.
Todo lo que cruzaba el mar, era mejor, y cuando no teníamos salvación apareció lo popular para salvarnos, creación de pueblo, tenacidad de pueblo. Lo popular no comparó lo malo con lo bueno, hacía lo malo y cuando lo hacía creaba el gusto necesario para no rechazar su propia factura y ciegamente, inconscientemente, estoicamente, prestó su aceptación a lo que surgía de sí mismo y su repudio heroico a lo que venía desde lejos. Mientras tanto, lo antipopular, es decir, lo oculto, es decir lo perfecto, rechazando todo lo propio y aceptando todo lo ajeno, trababa esa esperanza de ser que es el destino triunfador de América.
Vamos a beber en las fuentes vivas de los hechos diarios la convicción que sirva de motor impetuoso a nuestra obra, conscientes de que fue la convicción cristiana (un ejemplo solo) el dínamo que hizo brotar el inmenso arte popular de las primeras y más ejemplares épocas del renacimiento italiano.