¿Sabes que son plácidos almirantes quienes nos conducen al exterminio y que obesos y torpes generales adquieren el obsceno vicio de la sangre joven?
Ya he mencionado antes que todo lo que no se relacionaba con la preocupación inmediata de la supervivencia de uno mismo y sus amigos, carecía de valor. Todo se supeditaba a tal fin. El carácter del hombre quedaba absorbido hasta el extremo de verse envuelto en un torbellino mental que ponía en duda y amenazaba toda la escala de valores que hasta entonces había mantenido. Influido por un entorno que no reconocía el valor de la vida y la dignidad humanas, que había desposeído al hombre de su voluntad y le había convertido en objeto de exterminio (no sin utilizarle antes al máximo y extraerle hasta el último gramo de sus recursos físicos) el yo personal acababa perdiendo sus principios morales. Si, en un último esfuerzo por mantener la propia estima, el prisionero de un campo de concentración no luchaba contra ello, terminaba por perder el sentimiento de su propia individualidad, de ser pensante, con una libertad interior y un valor personal. "El hombre en busca de sentido" (1946), Viktor Frankl
"El hombre en busca de sentido" (1946) Frases de "El hombre en busca de sentido" (1946) Frases de Viktor Frankl
(...) Colócalos en una situación de posible exterminio, y entonces lucharán para vivir. Ponles en peligro de muerte, y entonces sobrevivirán. Cuando las tropas afrontan peligros, son capaces de luchar para obtener la victoria. "El arte de la guerra"
"El arte de la guerra" Frases de "El arte de la guerra" Frases de Sun Tzu
En octubre de 1940 se promulga una ley sobre "los ciudadanos extranjeros de raza judía". Estipula que pueden ser internados en campos de concentración o estar bajo arresto domiciliario. La ley del 2 de junio de 1941, que sustituye al primer estatuto de los judíos de octubre de 1940, vuelve su situación aún más precaria. Supone el preludio de su arresto, internamiento y deportación a los campos de exterminio nazis. "Suite francesa" (2004), Irene Némirovsky
"Suite francesa" (2004) Frases de "Suite francesa" (2004) Frases de Irene Némirovsky
Después de la Segunda Guerra Mundial se hizo callar a los deportados. Sus discursos incongruentes podían dañar la fiesta y alterar el alegre renacimiento de la nación francesa. Su testimonio habría arruinado la esperanza. Tanto es así que más tarde, en 1971, al profesor Faurisson no le costó mucho trabajo hacer aceptar en su universidad la tesis negacionista que prosigue, en la memoria, el exterminio. "La maravilla del dolor" (1998), Boris Cyrulnik
Frases de "La maravilla del dolor" (1998) Frases de Boris Cyrulnik
El homenaje más justo que los nazis rindieron a la memoria de Heydrich no fue el discurso pronunciado por Hitler en los funerales de su celoso servidor sino probablemente éste: en julio de 1942 comienza el programa de exterminio de todos los judíos de Polonia, con la apertura de Belzec, Sobibor y Treblinka. De julio de 1942 a octubre de 1943, más de dos millones de judíos y cerca de 50.000 gitanos van a morir como resultado de ese programa. El nombre en clave dado al programa es Aktion Reinhard. "HHhH" (2010), Laurent Binet
"HHhH" (2010) Frases de "HHhH" (2010) Frases de Laurent Binet
¿Tenemos que matarlos? (...) Se trata de construir la mejor ratonera, no el mejor campo de exterminio para ratones. "Desde mi cielo" (2002), Alice Sebold
"Desde mi cielo" (2002) Frases de "Desde mi cielo" (2002) Frases de Alice Sebold
(...) Nadie podía detenerlos. Eran invencibles: ejecutaban su labor con maestría. Contagiaban el odio a los demás, condenaban a naciones enteras al exterminio. Todo alemán debía de haber vendido su alma al Diablo en la cuna. Ese era el origen de su poderío y de su fuerza.
Este tratamiento insensible, sádico y villano contra los judíos, que ahora ha durado varios años - con su objetivo final de la extirpación - es la mancha más grande en el honor de Alemania. Nunca podrán borrar estos crímenes.
En invierno un comandante nuevo que se apellida Krause se hace cargo del campo. Su cara, como la de un retrato alemán antiguo, tiene rasgos típicamente germanos. Se detiene delante de un grupo de prisioneras y le pregunta a Perschel, que lo acompaña, cómo se explica que algunas prisioneras tengan números muy bajos. ¿Quiere decir esto que estas prisioneras llevan en Oswiecim un año, dos o incluso más? - Jawohl, Herr Kommandant. Así es, mi comandante. Krause está indignado. Clava su mirada en los ojos enfermizos de Perschel y declara que un prisionero de campo de concentración no debería vivir más de seis semanas. Si no está muerto en ese tiempo, eso significa que ha aprendido a hacer chanchullos y por eso hay que exterminarlo.
Frases de Seweryna Szmaglewska
Sería un error imaginar que la participación en ese exterminio, con todo lo que implica, haya sido aceptada como un hecho común cualquiera. Salvo muy contadas excepciones, todos los que tomaron parte en él, y yo antes que nadie, recibieron impresiones imborrables y amplia materia de reflexión. Durante mis rondas de inspección, la mayoría de los participantes me buscaban para confiarme sus angustias y abrigaban la esperanza de que los calmara. En el curso de nuestras conversaciones con el corazón en un puño, siempre me hacían la misma pregunta: "¿Seguro que es necesario aniquilar a centenares de miles de mujeres y niños?" En mi fuero interno, no dejaba de hacerme esa pregunta. Para tranquilizarlos y consolarlos, sólo se me ocurría una respuesta: invocar las órdenes del Führer. Estaba obligado a decirles que el exterminio de la judería era necesario para liberar de una vez por todas a Alemania y a la posteridad de nuestros enemigos más encarnizados. "Yo, comandante de Auschwitz" (1958), Rudolf Hoess
"Yo, comandante de Auschwitz" (1958) Frases de "Yo, comandante de Auschwitz" (1958) Frases de Rudolf Hoess
Tuve varias oportunidades de hablar largo y tendido con Eichmann sobre la solución definitiva del problema judío hasta en sus pormenores. Nunca le hablé de mis angustias personales, sino más bien traté de descubrir las íntimas y verdaderas convicciones de mi interlocutor. Para llegar a eso, no podía titubear ante ningún medio. Pero, ni los tragos más fuertes ni la ausencia de todo testigo indiscreto le hacían desdecirse de su punto de vista: con demente obstinación, preconizaba el aniquilamiento de todos los judíos a los que se pudiera echar mano. Había que proseguir el exterminio, decía, con toda la rapidez posible y sin piedad alguna. Tener la menor consideración significaba lamentarlo, después, con amargura. "Yo, comandante de Auschwitz" (1958), Rudolf Hoess
"Yo, comandante de Auschwitz" (1958) Frases de "Yo, comandante de Auschwitz" (1958) Frases de Rudolf Hoess