01. ¿Has sentido un deseo más fuerte que el que motivan el hambre y la sed? ¿Sabes que la necesidad de soñar puede ser más fuerte que la de dormir?
02. Aquello que se iba a llevar a cabo con un absoluto secreto se convierte en un delirio público y desenfrenado que se apodera de todos los SS antes o después.
03. A los prisioneros deportados los espera el hambre, los bombardeos, un trabajo en el subsuelo, incluso a una profundidad de varios pisos. Los esperan los piojos y las enfermedades. También la añoranza del país del que ya no les llegarán noticias.
04. El grito de la muerte, emitido con toda la fuerza del organismo, un grito de advertencia para los hermanos que van detrás, no sale al exterior del edificio. Se reduce a un gesto fantasmal de labios abiertos, que se han quedado congelados, inmóviles.
05. Este año el verano es excepcionalmente caluroso. Pero los SS, que están borrachos día y noche, y los del Sonderkommando, que también lo están, no son sensibles al calor ni se preocupan por el peligro de las enfermedades. El hedor de los cuerpos putrefactos flota en el aire a cada soplo de viento.
06. Se piensa que en las grandes ciudades es donde mejor se pueden apreciar las diferencias económicas. Pero el campo de concentración ha creado contrastes aún más llamativos, más dramáticos, a pesar de que se viven en una situación que, se diría, es para todo el mundo igual, es decir, próxima a la muerte.
+ Frases de Campo de concentración
07. El silencio reina en los alrededores de los crematorios, el silencio reina en el campo. En medio de ese silencio, una muchedumbre de judíos avanza despacio a lo largo de la rampa. El gas zyklon b que los mata es invisible, sólo se manifiesta en forma de unas columnas de humo que salen de las chimeneas de los crematorios y se elevan despacio, densas y enmarañadas, hacia el cielo.
08. Para ahorrar gas queman a los niños vivos. Por eso los apartan y se los llevan a ellos solos. Un día, un niño pequeño, de unos cinco años, se les escapó a los SS cuando ya estaba en el mismísimo crematorio y con todo el esfuerzo de sus pies pequeños corrió de vuelta a la rampa. ¿Hacia dónde si no podía ir, dónde podía esconderse? Las posibilidades de escaparse de este lugar son mínimas.
09. Qué liviano se hace entonces tu esfuerzo cuando acabas de oír por ti mismo que la línea del frente se está moviendo. Ahora ya no se trata de un relato infundado que alguien te ha contado. De todos modos es difícil saber de dónde proceden las detonaciones. ¿Acaso llegan desde Tarnow? ¿O quizá desde las montañas? Cada noche un rumor lejano te arrulla. Te quedas dormido confiando en que tu liberación está cada día más cerca.
10. Probablemente todas las prisioneras empiezan el día con la misma pregunta: "¿Cuántos días como éste me quedan?". Como el tiempo pasa y nada cambia, los días de la pregunta se sustituyen por semanas, después por meses. Y pasan los años, y el sol naciente continúa dando la bienvenida a las filas de mujeres que se dirigen al trabajo con sus uniformes de rayas. Y entonces nadie tiene valor ya en el corazón para preguntar: ¿Cuándo?
11. Los transportes que llegan sin cesar dan tanto trabajo que el Sonderkommando no da abasto ni tampoco las prisioneras que están empleadas en el almacén de ropa del Kapo Schimidt. A cada rato entra en la cocina algún SS de rango superior y se lleva a un grupo de cocineras para transportar la comida o a algún otro grupo que encuentre para cargar unas cajas. Si te toca, tienes que enfrentarte cara a cara con la gente que va a la muerte.
12. El viento sopla por encima del barro, silbando y gimiendo, se eleva por encima de los barracones que están sumidos en el sueño y golpea los alambres. También en el campo de hombres reina el silencio. La enigmática luz de un gran reflector que viene de los crematorios envuelve todos los objetos que están a su alcance, detrás de ellos crecen unas sombras alargadas. Junto a la valla ya no queda nadie. La alambrada está envuelta de oscuridad y silencio.