Cuando subo al escenario, no sé qué pasa. Uno se siente muy bien, es como el lugar más seguro del planeta para mí...Me elevo en el escenario.
El hombre que se lanza a la contienda pública y osadamente se expone a la luz meridiana en calles y plazas, no debe lamentarse ni protestar al verse examinado con microscopio y descrito en sus más minuciosos rasgos intelectuales, morales y físicos: sube al escenario, y todos adquieren derecho de aplaudirle o silbarle. "Pájinas libres" (1894), Manuel González Prada
Frases de "Pájinas libres" (1894) Frases de Manuel González Prada
(...) Lo que yo hago no es la tradicional novela histórica, lo que yo hago es buscar un escenario que me permita explorar algo que a mí en ese momento me está persiguiendo y me está atormentando y me está obligando a buscar y a tratar de ver y de entender; no busco en la historia necesariamente algo que ya pasó, busco algo que está pasando, busco un escenario donde me sea posible representar algo, que no entiendo en su contexto actual o en su contexto natural.
Tocar con Keith, sobre todo en el escenario, ha sido siempre una experiencia única para mí. Cuanto más toco con él, más cuenta me doy que él y yo compartimos la misma confianza interior. Esa confianza nos permite alcanzar reinos asombrosos (... ). Requiere mucha concentración, porque es un constante tira y afloja, pero aún tenemos capacidad de sorprendernos el uno al otro, y es por eso que nos encanta salir de gira. La interacción entre nuestras guitarras es una aventura continua que procede, en gran medida, de la necesidad de crear una imagen sonora de las canciones tal como se compusieron en el estudio a fin de recrearlas luego en el escenario.
(...) Pensé que aquella noche tendría oportunidad de tocar porque ahora formaba parte de la banda. Y dio la casualidad de que quien tocaba la tabla en la banda de Ted se puso enfermo ese día, y no se puede tocar skiffle sin una tabla de lavar. Ésa fue mi primera actuación en vivo. Tenía nueve años. Nosotros tocábamos en el intermedio, entre dos películas de Tommy Steele. Estaba muy nervioso mientras salía al escenario, pero una vez que me planté allí y empecé a rasguear mi tabla, una vez que comprobé el intimidante y excitante potencial de enfrentarse al público, supe que aquél era un buen trabajo.
Es básico mirar a los ojos y saber escuchar. He tenido la suerte de compartir escenario con actores que trabajan con la verdad, y la verdad tú la estás viendo a través de los ojos, ves todo lo que está pasando por el interior de esa persona, te está dando cosas, tú las estás recibiendo; y tú tienes que escuchar y que reaccionar en base a toda esa generosidad de emociones.
Llevo muchos años de escenario y lo que me ocurre me parece ya algo normal. Algunas cosas me han salido bien y otras han tenido un final horrible. En esta profesión no conviene creerse un dios ni un desastre.
Cuando estoy en el escenario y las condiciones técnicas y físicas son las adecuadas, todo lo que no es catártico desaparece. El chute energético de oír a miles de personas cantar al unísono tu canción es tan poderoso que tengo que luchar para que la emoción no me cierre la garganta y me impida seguir cantando.
La música me apasionó desde chico en todos sus aspectos, desde sacar de oído una canción que me gustaba en la guitarra hasta probar qué pasaba si grababa algo en mi grabador de cinta y lo reproducía invirtiendo los carretes (lo que, a su vez, implicaba el desafío musical de pensar las melodías y palabras al revés). Yo soñaba (literalmente) con tocar en un escenario, con hacer discos y con máquinas de grabación. Todo eso formó parte de mi camino y estoy feliz de que lo siga siendo.
Me moriré en un escenario. La música lo es todo para mí. Cada día que trabajo me doy cuenta de que hay nuevos campos en los que explorar.
Hay tantas verdades como personajes sobre el escenario.
No puedo dejar de tocar la guitarra pero voy a subirme al escenario más esporádicamente.