No puedo cambiar el hecho de que mis cuadros no se vendan. Sin embargo, el tiempo hará que la gente reconozca que mis cuadros vale más que el valor de las pinturas utilizadas en él.
Los cuadros deben ser milagrosos.
Admirar un cuadro antiguo equivale a verter nuestra sensibilidad en una urna funeraria, en lugar de proyectarla lejos, en violentos gestos de creación y de acción.
Quizás haya notado que en mis cuadros existen dos características: o bien se trata de superficies expansivas que se dilatan hacia el exterior en todas direcciones, o bien de superficies que se contraen y retraen hacia el interior en todas direcciones. Entre estos dos polos encontrará todo lo que tengo que decir.
El máximum del arte pedestre estaba allí, en ese cuadro de "La mujer hidrópica", pintado sin pretensión alguna, pero con una nobleza que lo supera todo, una cantidad de matices tal que no se puede imaginar que un ojo humano los hubiera advertido. La fotografía jamás será capaz de sutilezas semejantes. Es la voluptuosidad total.
Muchas veces me preguntan: ¿Por qué pintaste este cuadro? Y yo contesto: "Me gustaba el paisaje y quería que hubiera una representación de este con todo el sentimiento de mi pincel.
No hay ningún autorretrato mío. No me interesa la propia persona como objeto del cuadro, sólo otras personas, especialmente femeninas, pero más me interesan otros fenómenos.
Uno tiene el edificio imaginado antes de que esté realizado el plano. Y en la pintura es lo mismo: cuando uno tiene una idea, tiene el cuadro hecho.
¿Crees que un trabajador quiere colgar un cuadro en su casa, donde él se ve sudando en una fábrica? Él prefiere un ramo de flores o un bonito paisaje.
Producto cuyo valor se deriva únicamente de sus cualidades plásticas. Calidades obtenidas mediante un proceso de depuración hasta llegar a la esencia. Esencia plástica ordenada con un sentido poético, dentro de la preciosa limitación del cuadro. Eso es lo que yo llamo pintura.
Es como estar metido dentro de un cuadro de Salvador Dalí. "El código Da Vinci" (2003), Dan Brown
"El código Da Vinci" (2003) Frases de "El código Da Vinci" (2003) Frases de Dan Brown
La gracia está en hacer un cuadro con el sentimiento. Tener la capacidad de materializar con ese sentimiento una estructura. En eso consiste el arte.