Pintar es otra manera de llevar un diario.
Pintar como los pintores del renacimiento, me llevó unos años, pintar como los niños me llevó toda la vida.
No hay que pintar lo que nosotros creemos que vemos, sino lo que vemos.
Conozco pintores que no saben copiar hombres y pretenden subir a los cielos a pintar dioses.
Lo principal no es comenzar a pintar precozmente, sino ser primeramente un individuo. El arte de dominar la vida es el requisito previo para todas las demás formas de expresión, ya sean pinturas, esculturas, tragedias, o composiciones musicales.
Pintar la naturaleza no es copiar un objeto, es la realización de una sensación.
No voy a pintar más interiores con hombres leyendo y mujeres tejiendo. Voy a pintar la vida de personas que respiran, sienten, sufren y aman.
Mi preocupación ha sido siempre pintar desnudos como si fueran unos espléndidos frutos.
A Europa fui a estudiar y no a pintar como hacen muchos de nuestros becarios. Naturaleza pródiga tenemos aquí. El país encierra tanta belleza virgen como es imposible encontrarla en el viejo continente.
(...) Yo no pinto para vivir, yo vivo para pintar. Yo disfruto pintando.
Hay gente que me dice: ¡Para que pintas si no comes de eso! Y yo les digo: Yo no pinto para comer, yo como para pintar.
¿Cómo no voy a creer en Dios? No hay artista que pueda no creer en Él. Dios nos hace pintar.