Esos pliegues de tu vestido, esas líneas de tus caderas, esos latidos del corazón...
Tuve un amante que ensalzó mis caderas y mi forma de amar intensa y silenciosa....
Mira: Venus con sus palomas se hace un cinturón de rosas en torno a la puerta de amor de las caderas.
Eddie: Me da escalofríos ver cómo caminas por la calle, lo digo en serio. Catherine: ¿Por qué? Eddie: Catherine: no quiero ser pesado, pero caminas moviendo mucho las caderas. Catherine: ¿Las muevo mucho? Eddie: ¡No me digás que no, Katie, sí...Mucho! No me gusta cómo te miran los del kiosco. Y con esos tacos altos sobre la vereda... Las cabezas giran como molinos. Catherine: Pero esos tipos miran a todas, lo sabes. Eddie: Vos no sos "todas". "Panorama desde el puente" (1955), Arthur Miller
Frases de "Panorama desde el puente" (1955) Frases de Arthur Miller
Sus ojos fijos en la parte inferior de mi cara como si me leyese los labios, y después de un momento de reflexión (su comprensión amatoria era incomparable) dio la vuelta rápidamente y cimbreándose sobre sus esbeltas caderas, me condujo por el pasillo alfombrado de azul.
Él le subió la falda y le pasó la mano por la parte desnuda de la pierna, debajo de la nalga. Ella pensó que su vestido de crespón se estaría arrugando, que se le estaría enganchando las primorosas medias zurcidas por las hadas, pero ahuyentó el pensamiento. Al volver la cabeza, las campanillas se le cayeron del pelo y se le aplastaron, pero a ella no le importó. Percibió el olor a polvo, el olor repulsivo de la moqueta del hotel; se imaginó a todos los hombres y mujeres que quizá se hubieran abrazado encima o que acaso estaban tendidos así ahora, en otras habitaciones, en otras casas..., unos desconocidos para ellos...La idea, de pronto, le pareció encantadora. Reggie se abatió sobre su cuerpo, como tenía que ser, y ella dejó que sus miembros se ablandaran, cediendo al peso del otro cuerpo, pero siguió moviendo las caderas. Se olvidó de su padre, de su hermano, de la guerra; se sintió expulsada fuera de sí misma, liberada. "Ronda nocturna" (2006), Sarah Waters
Frases de "Ronda nocturna" (2006) Frases de Sarah Waters
Se abalanza sobre mí y me empuja contra la pared del ascensor. Antes de que me dé cuenta, me sujeta las dos muñecas con una mano, me las levanta por encima de la cabeza y me inmoviliza contra la pared con las caderas. Madre mía. Con la otra mano me agarra del pelo, tira hacia abajo para levantarme la cara y pega sus labios a los míos. "Cincuenta sombras de Grey" (2011), Erika Leonard
"Cincuenta sombras de Grey" (2011) Frases de "Cincuenta sombras de Grey" (2011) Frases de Erika Leonard
- No puedo pasearme, no puedo vestirme, mi cuerpo se ha deformado, he engrosado con la falta de corsé, ninguno de mis vestidos me sienta bien, voy a perder la forma de mi talle; temo que ni aun cuando sane vuelva a estar como antes. - ¡Quejarse usted de su cuerpo! -interrumpió el doctor, y agregó: - Pocas mujeres lo tendrán más bello. ¿Acaso se imagina usted que la flacura tiene atractivo alguno? Un cuerpo sin la redondez de los senos ni los contornos tiernos de las caderas no parece de mujer.
Frases de Aurora Cáceres Moreno
Ella siempre se queja del tamaño de sus caderas, pero a mí me parece que tiene un cuerpo voluptuoso y sexi. El problema no son sus caderas, ni sus muslos, ni sus brazos torneados... El problema es la moda imperante de tallas ridículas que nos encontramos en las tiendas. "En los zapatos de Valeria" (2013), Elísabet Benavent
Frases de "En los zapatos de Valeria" (2013) Frases de Elísabet Benavent
(...) Le rodeó las caderas con un brazo y ella le acarició con despreocupación la cabeza como quien acaricia a un perro. Había días en que ser un perro parecía algo envidiable. "Un pequeño inconveniente" (2006), Mark Haddon
"Un pequeño inconveniente" (2006) Frases de "Un pequeño inconveniente" (2006) Frases de Mark Haddon
Nunca la había visto desnuda, sentí vergüenza. Hoy puedo decir que fue la vergüenza de posar con placer sobre su cuerpo la mirada, de ser la testigo comprometida de su belleza de muchacha de dieciséis años, horas antes de que Stefano la tocara, la penetrara, tal vez la deformara dejándola preñada. Entonces solo fue una tumultuosa sensación de necesaria inconveniencia, una situación en la que no se puede mirar hacia otro lado, no se puede apartar la mano sin reconocer la propia turbación, sin declararla precisamente al retirarla, sin entrar en conflicto con la imperturbable inocencia de quien te está turbando, sin expresar precisamente con el rechazo la intensa emoción que te sacude, de modo que te obligas a quedarte, a seguir posando la mirada en los hombros de muchachito, en los pechos de tiesos pezones, en las caderas estrechas y las nalgas prietas, en el sexo negrísimo, en las piernas largas, en las rodillas tiernas, en los tobillos ondulados, en los pies elegantes; y haces como si no pasara nada, cuando en realidad todo está en curso, presente, allí en el cuarto pobre y sumido en la penumbra, con los muebles miserables, sobre un suelo de baldosas sueltas manchado de agua, y te agita el corazón y te inflama las venas. "La amiga estupenda" (2011), Elena Ferrante
Frases de "La amiga estupenda" (2011) Frases de Elena Ferrante
Pudo acontecer que una mujer se adelantara sonriendo, suavemente ondulando las caderas al andar, sin exageración, sólo el insinuante llamamiento que turba la mirada y la palabra del hombre. "La balsa de piedra" (1986), José Saramago
Frases de "La balsa de piedra" (1986) Frases de José Saramago