01. El beso del amor ahogó la voz de la razón.
02. El despertar de la razón, después de haber gozado del amor, suele tener momentos de zozobra.
03. Su goce fue inmenso, inusitado, como jamás le había sentido hasta entonces: gozaba su inteligencia, su alma y sus sentidos.
04. ¿De qué me ha servido una juventud, de castidad, de privaciones, una vida tal vez próxima a extinguirse sin haber gozado del amor?
05. El doctor Castel, era tan apasionado de su profesión, como un primitivo bate de las musas; para él la ciencia representaba lo que para un artista su arte.
06. Frívola con arte y graciosa cual una muñeca, sin sensibilidad, su existencia entera la consagraba a mantener el prestigio de estar de moda, deslumbrando por el gusto artístico y exótico de sus vestidos.
07. (...) Advirtió el disgusto que sus palabras la habían causado; no le fue difícil comprender que su vanidad de mujer hermosa no toleraba que en su presencia se hablara de ninguna otra belleza, y arrepentido como el mejor penitente, se sentía dispuesto a pedirla que le perdonase...
08. La lucha por la existencia, y el sentimiento de noble ambición, de adquirir un nombre notable, fueron las pasiones que le dominaron. Su espíritu, su imaginación oriental, su naturaleza exuberante de ternezas, se concentró cual un gusanillo dentro de su capullo, en el ambiente cálido e incitante de París.
09. Vale bien poco la impresión que causa una mujer cuando se basa únicamente en el atractivo físico, si bien es cierto que encanta a los hombres en general; en mí produce un efecto secundario. Las mujeres más hermosas son las que tienen menos talento y menos alma; por lo general la banalidad de sus pensamientos las hace insoportables.
10. El doctor Barrios se alejó despacito, pensando en lo bella y sensible que era la hija de su colega y en la semejanza que la vida tiene con los rosales; apenas una rosa acaba de perfumar la existencia de algún hombre cuando se deshoja, y luego otro nuevo capullo se abre en un nuevo florecimiento, tan intenso como el de la rosa muerta.
11. Las carcajadas resonaban confundiéndose entre el murmurio de los diálogos amorosos, las conquistas fáciles, las citas apremiantes. Las parejas se estrechaban en enamorado abrazo y el rumor de los besos carecía de ensueño en el bullicio público y licencioso de la vía pública. La risa del día de carnaval lo toleraba todo, lo festejaba todo, la risa pecaminosa, la risa de amor, de una alegría espontánea y despreocupada.
12. Las que tienen un talento que sobrepasa al vulgo, son ajenas al encanto y dulzura femenina, en seguida aparece en ellas un temperamento viril; así, en usted, estoy seguro que de preferencia, todo hombre, lo que más le alaba es su belleza; no obstante, por lo que yo más la admiro, aparte de la simpatía que me inspira su dulzura y delicadeza, es por la claridad de su inteligencia, su fácil comprensión, su hermoso raciocinio, esto unido a una gracia tan femenina.