Otra vez le llegó a Therese el levemente dulce olor de su perfume, un olor que le sugería una seda verde oscuro, que parecía propio de ella, como el aroma de una flor especial. "El precio de la sal" (1952), Patricia Highsmith
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La vestidura de la virtud en nuestro medio social era de percalina y yo la tenía de seda. "La dama de blanco" (1860), William Wilkie Collins
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