Dos pecados capitales existen en el hombre, de los cuales se engendran todos los demás: impaciencia e indolencia. Fue a causa de la impaciencia que lo han expulsado del paraíso, al que no puede volver por culpa de la indolencia. Aunque quizá no existe más que un sólo pecado capital: la impaciencia. La impaciencia hizo que lo expulsaran, es con motivo de la impaciencia que no regresa. "Cuadernos en octava" (1917), Franz Kafka
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Cuando uno compara la amenaza que surge de las armas nucleares con los efectos que ejercen sobre la humanidad los otros siete pecados capitales, es imposible dejar de ver que entre los ocho, éste es el que más fácilmente se puede evitar.
Entre los pecados mayores que los hombres comenten, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno. "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" (1605), Miguel De Cervantes Saavedra
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Cuantos más pecados confieses, más libros venderás.
El pecado se encuentra solamente en querer herir a otras personas innecesariamente. Todos los demás pecados son disparatados inventos. El auto maltrato no es un pecado... Es simplemente estúpido.
Todo el que no quiere ver sus pecados, se los echa a la espalda, y los pecados ajenos los pone muy a la vista; no por diligencia, sino por envidia; no para remediarlos, sino para acusarlos; pero de sí mismo se olvida.
La bondad divina no conoce límites y que el arrepentimiento de los pecados es más que suficiente para obtener el perdón.
¿Nunca ha oído hablar de los siete pecados capitales, Mills? – Sí, creo que sí -contestó Mills, encogiéndose de hombros. – Codicia, gula, ira, envidia, pereza, orgullo y lujuria.
Los siete pecados capitales se utilizaban en los sermones medievales. Había siete pecados capitales y siete virtudes cardinales. Se empleaban como herramienta de aprendizaje para mostrar a la gente las posibles distracciones de la verdadera adoración.
Doe tenía que terminar su obra maestra, y esos dos cadáveres completarían los siete pecados capitales.
Un pecado capital acecha en cada esquina, en cada hogar. Y aun así lo toleramos.
(...) Pienso que en la juventud se pelea tanto por vencer a los pecados capitales, sin prever que en la adultez no serán las virtudes las que los neutralizarán, sino los mismos pecados. "Lo que está en mi corazón" (2001), Marcela Serrano
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