La escritura dejó de ser divertida cuando descubrí la diferencia entre el escrito bueno y malo y, aún más aterradora, la diferencia entre éste y la verdadera arte. Y después de eso, vino el látigo. "Música para camaleones" (1980), Truman Capote
Frases de "Música para camaleones" (1980) Frases de Truman Capote
Caminaste por la calle y allí estaban: el látigo y el derramamiento de sangre. Recuerda por lo tanto que no hay duda: Ciertamente existe el infierno.
Las masas eran como una jauría de perros que se precipitan para morder obedeciendo al látigo de su amo, tomando como única precaución no recibir ningún latigazo. Ya había entendido con claridad la naturaleza de esa cosa infalible que son las masas
O se aprende educación en la propia casa o el mundo la enseña con el látigo, y nos podemos hacer daño.
En la pasión del hombre reposa el poder de la mujer, y ésta sabrá aprovecharse de su ventaja si aquél no se pone en guardia. Sólo queda escoger: tirano, o esclavo. Apenas se abandone, tendrá la cabeza bajo el yugo y sentirá el látigo. "La Venus de las Pieles" (1870), Leopold Von Sacher-Masoch
"La Venus de las Pieles" (1870) Frases de "La Venus de las Pieles" (1870) Frases de Leopold Von Sacher-Masoch
El guante de pelo sigue bajándome por los brazos, acariciándome la cintura, subiéndome de nuevo por los pechos. Su roce me endurece los pezones y jadeo, preguntándome adónde irá su mano después. De pronto, el guante de pelo desaparece y noto que las frondas del látigo de tiras fluyen por mi piel, siguiendo el mismo camino que el guante, y me resulta muy difícil concentrarme con la música que suena en mi cabeza: es como un centenar de voces cantando, tejiendo un tapiz etéreo de oro y plata, exquisito y sedoso, que se mezcla con el tacto del suave ante en mi piel, recorriéndome...Súbitamente, desaparece. Luego, de golpe, un latigazo seco en el vientre.
(...) Por encima hay una gran rejilla de hierro suspendida del techo, como mínimo de dos metros cuadrados, de la que cuelgan todo tipo de cuerdas, cadenas y grilletes brillantes. Cerca de la puerta, dos grandes postes relucientes y ornamentados, como balaustres de una barandilla pero más grandes, cuelgan a lo largo de la pared como barras de cortina. De ellos pende una impresionante colección de palos, látigos, fustas y curiosos instrumentos con plumas.
El mundo había levantado el látigo. ¿Dónde descendería? "La señora Dalloway" (1925), Virginia Woolf
"La señora Dalloway" (1925) Frases de "La señora Dalloway" (1925) Frases de Virginia Woolf
Aquí se hace lo que yo mando. Ya no puedes ir con el cuento a tu padre. Hilo y aguja para las hembras. Látigo y mula para el varón. Eso tiene la gente que nace con posibles. "La casa de Bernarda Alba" (1936), Federico García Lorca
"La casa de Bernarda Alba" (1936) Frases de "La casa de Bernarda Alba" (1936) Frases de Federico García Lorca
Ser la mano derecha de Ymor era como si te azotaran amablemente hasta la muerte con cordones perfumados de zapatos. "El color de la magia" (1983), Terry Pratchett
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Pensé que moriría bajo los latigazos de aquel maldito bruto. Todavía se me pone la carne de gallina al recordar aquella escena. Tenía la espalda en carne viva. Mi sufrimiento solo se podía comparar con las ardientes agonías del infierno. "Doce años de esclavitud" (1953), Solomon Northup
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Durante los ocho años de experiencia como capataz, aprendí a manejar el látigo con suma destreza y precisión, haciéndolo restallar a escasa distancia de la espalda, la oreja y la nariz sin llegar a tocarlas. Si Epps me observaba a distancia, o teníamos motivos para pensar que estaba oculto por los alrededores, acordábamos que yo haría restallar el látigo con fuerza mientras ellos fingirían retorcerse y gemir, aunque no hubiera llegado ni a rozarlos. Patsey, si lo tenía a su lado, aprovechaba la ocasión para quejarse diciendo que Platt siempre los estaba pegando, y el tío Abram, con aquel aire de honestidad tan peculiar suyo, afirmaba que yo los azotaba más que el general Jackson a sus enemigos en Nueva Orleans. "Doce años de esclavitud" (1953), Solomon Northup
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