Todos caminaron. Pero pocos dejaron huellas...
Una red de huellas de trineos. Blanca soledad.
El aire tienes que separarlo casi con las manos de tan denso, de tan impenetrable. Andas. No dejan huellas tus pies.
Mi mejor momento al día es aquel en que estoy sola y el pensamiento detiene huellas de vagos recuerdos.
Escribir fue para mí estrategia de protección, de borrar las huellas. Porque a la gente no puede gustarle aquél que alcanza lo prohibido.
La única cosa importante en la vida son las huellas de amor que dejamos atrás cuando tenemos que dejar las cosas sin preguntar y decir adiós.
No había huellas de pasos en el día en que por acaso lo descubrí: piedras y malezas iban cubriendo todo. El camino agonizaba, moría solito...Yo vi...¡Porque son los pasos los que hacen los caminos!
Anduve tantos caminos para encontrar mi destino, que ahora que piso su huella voy dejándome llevar como quien sigue una estrella voy dejándome llevar.
Sueño a menudo un sueño sencillo y penetrante de una mujer ignota que adoro y que me adora, que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora y que las huellas sigue de mi existencia errante.
Lo que importa no es la casa de todos los días sino aquella oculta en un recodo de los sueños. Lo que importa no es el carruaje sino sus huellas descubiertas por azar en el barro.
Otros siguiendo tus huellas, frescas recorrerán tu camino palmo a palmo, pero tú mismo no debes distinguir la derrota de la victoria no debes renunciar ni a una brizna de ti mismo. Tú debes estar vivo. Solamente vivir hasta el final.
No hay sitio en mi memoria donde encuentre tu vida más que tus ya distantes huellas deshabitadas. Pues en mi sueño en vano tu rostro se refugia y huye tu voz del aire real que la devora.