Entre los carriles de las vías del tren, crecen flores suicidas.
Frases de Ramón Gómez De La Serna
Se deja de querer, y es como el ciego que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren.
Conocí a un genio en el tren hoy como de 6 años de edad se sentó a mi lado y mientras el tren avanzaba a lo largo de la costa llegamos hasta el océano entonces él me miró y dijo, no es hermoso. Fue la primera vez que me percaté de ello.
El paso del tren representa el tiempo que las locomotoras van dividiendo en forma implacable en el pueblo natal que atraviesan por la mitad. Alguna vez correrá un último tren, pensaba yo, cuál será ese último tren, así como tantas veces pienso quién pronunciará por última vez mi nombre, quién leerá por última vez un poema mío.
Mientras unidos por un mal hermano me hablaban con suprema confidencia los mudos apretones de tu mano, manchó la soñadora transparencia de la tarde infinita el tren lejano, aullando de dolor hacia la ausencia.
Frases de Julio Herrera y Reissig
Y diciendo esto, dieron media vuelta, salieron de la habitación y adoptaron un tren de vida que superó sus sueños más ambiciosos. "Guía del autoestopista galáctico" (1979), Douglas Adams
"Guía del autoestopista galáctico" (1979) Frases de "Guía del autoestopista galáctico" (1979) Frases de Douglas Adams
El tren entra por la vía tres. Se apea mucha gente. La ausencia de mi persona sigue a la multitud hacia la salida.
(...) Y ha seguido días y días, loca, frenética, en el enorme tren vacío, donde no va nadie, que no conduce nadie. "Hijos de la ira" (1944), Dámaso Alonso
"Hijos de la ira" (1944) Frases de "Hijos de la ira" (1944) Frases de Dámaso Alonso
(...) Me levanté para escapar de aquella sala y caminé por el andén hacia la salida. Acababa de llegar el expreso de las siete y cinco. Un enjambre de hormigas negras empujaba y zarandeaba, caían unas sobre otras en la aglomeración que se dirigía y salía del tren. Cestas y maletas por todas partes. También bolsos anticuados de viaje que yo tenía por desaparecidos hacía ya tiempo. ¿Los habrían expulsado a todos de su tierra natal?
No recibíamos ningún alimento. Vivíamos a base de nieve: ella hacía las veces de pan. Los días se parecían a las noches y las noches dejaban en nuestra alma las heces de su oscuridad. El tren avanzaba lentamente deteniéndose a menudo algunas horas y luego continuaba. No cesaba de nevar. Durante días y noches seguimos acurrucados unos contra otros sin decir palabra. No éramos sino cuerpos congelados. Con los párpados cerrados, sólo esperábamos la próxima parada para descargar a nuestros muertos. "La noche" (1958), Elie Wiesel
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Los alemanes habían elegido por fin su mano de obra y se iban, pero la agitación de la multitud no se calmaba. Poco después oímos el silbido de una locomotora en la distancia y el traqueteo de los vagones sobre los raíles al acercarse. A los pocos minutos divisamos el tren: más de una docena de vagones de ganado y de mercancías rodaban lentamente hacia nosotros. La brisa del atardecer, que soplaba de la misma dirección, nos traía una oleada sofocante de olor a cloro. "El pianista del gueto de Varsovia" (1945), Wladyslaw Szpilman
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El tren nos dejó al pie de una colina. El campo de concentración estaba en la cima. Los barracones se parecían a los de Birkenau, con literas superpuestas. Éramos tan numerosos que debíamos dormir dos en cada "litera". Apenas podíamos movernos, tan estrecha era la cama. La mayor parte del tiempo ni siquiera sabíamos al lado de quién estábamos. "Sonderkommando" (2007), Shlomo Venezia
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