El peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots.
El punto de partida de esta exploración se sitúa en el espacio que separa a los robots de la imaginación y a los de la realidad, ya que esa línea divisoria nos indica el primer paso que debemos dar para conocernos, para apreciar el diseño tan fantásticamente complejo que se halla detrás de la vida mental, y que tan a menudo damos por sentado. Que no existan robots como los seres humanos no equivale a afirmar que la idea de una mente mecánica sea errónea, ya que simplemente se trata de constatar que los problemas de ingeniería que como seres humanos resolvemos cuando vemos, andamos o planeamos hacer algo y lo hacemos, son retos mucho más desafiantes que dar un paseo por la luna o cartografiar el genoma humano. "Cómo funciona la mente" (1997), Steven Pinker
"Cómo funciona la mente" (1997) Frases de "Cómo funciona la mente" (1997) Frases de Steven Pinker
Puesto que vemos robots en las películas, podemos pensar que el desarrollo de robots sofisticados con inteligencia artificial está a la vuelta de la esquina. La realidad es muy diferente. Cuando vemos que un robot actúa como un humano, normalmente hay un truco detrás, es decir, un hombre oculto en la sombra que habla a través del robot gracias a un micrófono, como el mago en El mago de Oz. De hecho, nuestros robots más avanzados, como los robots exploradores del planeta Marte, tienen la inteligencia de un insecto.
Hay al menos dos problemas importantes a los que los científicos se han estado enfrentando durante décadas y que han obstaculizado sus esfuerzos por crear robots: el reconocimiento de pautas y el sentido común. Los robots pueden ver mucho mejor que nosotros, pero no entienden lo que ven. Los robots también pueden oír mucho mejor que nosotros, pero no entienden lo que oyen.
¿Y los pilotos? ¿Y los diversos equipos de salvamento? ¿Y los que luchan contra el agua y el fuego? (...) No hay tales personas -dijo. Esas cosas las hacen los robots.
(...) Observé que podía hablar perfectamente con los robots. No se maravillaban de nada. Un invento muy sensato.
La gente se ha convertido en robotitos, se les está muriendo el alma, se han vuelto viejitos cuando en realidad ustedes son un pueblo bien joven.
En la penumbra del nuevo cine que había abierto en las cercanías, Hugo viajaba hacia atrás en el tiempo para ver dinosaurios, piratas y vaqueros del lejano Oeste, y también visitaba el futuro, que estaba lleno de robots y ciudades tan colosales que no dejaban ver el cielo. Montaba en avión y cruzaba el océano en barco; en la oscuridad del patio de butacas, Hugo pudo ver por vez primera la jungla, el mar y los desiertos, y decidió visitar todos aquéllos lugares cuando fuera mayor.
Los robots se reirán de nuestra valiente locura -dijo-. Pero algo en sus corazones de hierro anhelará haber vivido y haber muerto como nosotros, cumpliendo nuestra misión como héroes. "Bajo la misma estrella" (2012), John Green
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En algunas fábricas han alcanzado lo que llaman la excelencia. (...) Cien por cien de actividad no humana, eso es la maldita excelencia. Los jodidos robots, hermano. "Khimera" (2015), César Pérez Gellida
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1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño. "Yo, Robot" (1950), Isaac Asimov
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2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes están en oposición con la Primera Ley. "Yo, Robot" (1950), Isaac Asimov
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