La esencia del periodismo es dramática. El periodista auténtico oculta lo suyo y revela lo ajeno; reúne en sí las vibraciones dispersas y las transmite; semejante al cómico, desaparece bajo la realidad que nos transfiere.
¡Ay! Te conozco...Tienes demasiadas ideas...El periodista es un hombre de acción: ¡Menos libros, pues, y más gimnasia!
Los periodistas son como chacales, y uno no puede permitir que los chacales lo muerdan. Tiene que ir para otro lado.
Soy de la idea de que por haberme iniciado como periodista, voy a ser periodista hasta que me muera. Y debo decirle que para mí la decisión de dar el paso del periodismo a la literatura fue algo aterrador. ¡Cómo saltar encima de un precipicio y llegar al otro lado!
Podemos encontrar muchos periodistas jóvenes llenos de frustraciones, porque trabajan mucho por un salario muy bajo, luego pierden su empleo y a lo mejor no consiguen encontrar otro. Todo esto forma parte de nuestra profesión. Por tanto, tened paciencia y trabajad. Nuestros lectores, oyentes, telespectadores son personas muy justas, que reconocen enseguida la calidad de nuestro trabajo y, con la misma rapidez, empiezan a asociarla con nuestro nombre; saben que de ese nombre van a recibir un buen producto. Ése es el momento en que se convierte uno en un periodista estable. No será nuestro director quien lo decida, sino nuestros lectores.
El periodista de investigación es a menudo indispensable para el bienestar de la sociedad, pero sólo si sabe cuando dejar de investigar.
Si hay alguna cosa que valga la pena retener, el periodista debe ser capaz de recordarlo.
Yo temo a la prensa. Desde que conocí las campañas que se hicieron contra Don Porfirio y también el miedo que inspiraban al Caudillo los ataques impresos, sentí aversión para los periodistas. (...) Instintivamente comprendía el poder que estos hombres tienen en sus manos; y también la educación política porfiriana nos decía que había que comprar o matar al periodista.
A los escritores nos pagan por decir mentiras y a los periodistas por decir la verdad, y es muy peligroso, según parece, intercambiar oficios: al escritor que siempre pretende decir la verdad nadie lo lee, y al periodista que cuenta mentiras lo despiden.
A medida que las guerras se hacen largas y a la gente se le pudre el alma, los periodistas caen menos simpáticos. De ser quien te saca en la tele para que te vea la novia, te conviertes en testigo molesto. "Territorio comanche" (1994), Arturo Pérez-Reverte
Frases de "Territorio comanche" (1994) Frases de Arturo Pérez-Reverte
El periodista político es el historiador de lo inmediato.
Cuando los periodistas están bien formados, entonces están entrenados para asumir que el lenguaje es neutral. No entienden de marcos ideológicos. Y cuando escuchan el lenguaje político, no se sienten manipulados porque no entran en ese juego. Por eso necesitamos formar a los periodistas.