Uno tenía la impresión allí, a pesar de toda la burocracia, la incompetencia y las bregas de los partidos, como la que se espera tener y luego no se tiene el día de la primera comunión: el sentimiento de la consagración a un deber en defensa de todos los oprimidos del mundo, un sentimiento del que resulta tan embarazoso hablar como de la experiencia religiosa, un sentimiento tan auténtico, sin embargo, como el que se experimenta al escuchar a Bach o al mirar la luz que se cuela a través de las vidrieras en la catedral de Chartres, o en la catedral de León, o mirando a Mantegna, El Greco o Brueghel en el Prado. Era eso lo que permitía participar en cosas que podía uno creer enteramente y en las que se sentía uno unido en entera hermandad con todos los que estaban comprometidos en ellas. Era algo que uno no había conocido antes aunque lo experimentaba y que concedía una importancia a aquellas cosas y a los motivos que las movían, de tal naturaleza que la propia muerte de uno parecía absolutamente insignificante, algo que sólo había que evitar porque podía perjudicar el cumplimiento del deber. Pero lo mejor de todo era que uno podía hacer algo por ese sentimiento y a favor de él. Uno podía luchar. "Por quién doblan las campanas" (1940), Ernest Hemingway
"Por quién doblan las campanas" (1940) Frases de "Por quién doblan las campanas" (1940) Frases de Ernest Hemingway
No basta con estar oprimido, también hay que tener razón. Y la mayoría de los oprimidos están equivocados hasta la estupidez. "Nieve" (2001), Orhan Pamuk
"Nieve" (2001) Frases de "Nieve" (2001) Frases de Orhan Pamuk
Sólo porque las mujeres han estado oprimidas, y creo que muchas mujeres no desarrollan todo el potencial que tienen porque las consideran seres inferiores. Pero eso no significa que piense que las mujeres son mejores que los hombres, ni tampoco que los hombres son mejores que las mujeres. Lo que está claro es que la principal preocupación de los oprimidos es dejar de estarlo.
¿Cómo puede vivir una minoría en el seno de una mayoría que la reprime? El mérito de los mensajes celestiales se mide ordinariamente por la prosperidad que le proporcionan al hombre, teniendo como primera misión el tender la mano a los oprimidos.
Ellos gritan " ¡Justicia! ", al ver los sufrimientos de los oprimidos en todas partes. Pero la justicia sólo viene de Dios, y si ellos la buscan en las leyes de los hombres no la encontrarán nunca. Su deseo de amor y caridad universal surge de la pasión conmovedora de sus almas, su misma pasión instintiva, pero no puede ser lograda nunca por decreto del hombre o por la exigencia en los corazones viciosos de los políticos. Ese camino sólo conduce a una mayor esclavitud. El hombre pone su fe en príncipes y gobernantes mortales para peligro suyo.
Si los oprimidos no hubieren tenido donde templar las energías y crearse un alma fuerte contemplando la tierra y sus grandes paisajes, la iniciativa y la audacia hubieran muerto ha muchos siglos. Todas las cabezas se hubieran inclinado ante unos cuantos déspotas y todas las inteligencias hubieran caído en una indestructible red de sutilezas y mentiras.
Nada más frágil que la memoria de los pueblos oprimidos. "Un día particular" (2011), Jorge González Moore
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Exponer a los oprimidos la verdad sobre la situación es abrirles el camino de la revolución.
Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y nervio de la raza.
Frases de Augusto César Sandino
Yo (nosotros) buscamos la abolición del estado, la eliminación total del principio de autoridad y de tutela gubernamental, la cual, bajo el pretexto de hacer a los hombres morales y civilizarlos, lo hace, por lo contrario, avanzados, oprimidos y arruinados para siempre.
¡Así son los ricos! ¡Humillan a uno, y creen que unas cuantas tonterías bastarán luego para reparar el daño causado! "Rojo y negro" (1830), Stendhal
"Rojo y negro" (1830) Frases de "Rojo y negro" (1830) Frases de Stendhal
Sus ataduras cayeron, y el cuerpo del negro se espigó en el aire, volando por sobre las cabezas, antes de hundirse en las ondas negras de la masa de esclavos. "El reino de este mundo" (1949), Alejo Carpentier
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