En esto que se suele llamar artístico, hay dos formas de concebir la vida: el hombre que piensa en la farándula, en la fama, en el brillo, en la creencia de que es un hombre extranormal , y nosotros, que somos del campo, que nos gusta cantar, andar por los pueblos, analizar la vida. Que no tenemos porqué venir a promover divorcios, peleas, conquistas y toda esa cuestión que para mí no tiene ningún sentido.
Lo peor de la fama es perder mi libertad.
No tengo miedo a opinar, tengo miedo de convertirme en otro imbécil más que por el hecho de ser notorio se cree que al público le interesa su opinión. ¿Por qué un artista o un tipo notorio tiene que andar diagnosticando, tirando la precisa? ¿Acaso uno por tener un cacho de fama sabe más que un albañil, que un colectivero? Por favor, dejémonos de jorobar...
(...) Utilizaba la heroína porque nunca me vi capaz de afrontar bien la fama. Sabía que para ser feliz y hacer lo que quería, música, la fama era uno de los precios a pagar, y no me acostumbraba. Era más fácil meterse heroína y utilizar eso como una forma de distanciarse que afrontar la presión exterior.
He vivido la mayor parte de mi vida en una cárcel de oro, así es como se siente uno cuando está de gira con los Rolling Stones. Tenemos todos los privilegios asociados a la fama, pero desde dentro se ve como un lugar de muros muy altos.
Lo que me gusta es lo mismo que me apasionaba cuando era un crío: esas cosas mágicas que suceden en pantalla y que como actor consigues provocar, a veces sin saber muy bien cómo lo has logrado. Lo que está claro es que no sigo en este negocio por la fama. La fama solo sirve para conseguir una buena mesa en un restaurante. Es una ilusión colectiva. La gente necesita a famosos a los que pueda convertir en héroes a quienes poder admirar. Pero yo no necesito esa admiración para sentirme bien conmigo mismo.
El hombre al que le di un madrazo con el micrófono presentó cargos en mi contra pocas semanas después del concierto en Carolina del Norte. Ese momento me indicó que había triunfado como artista. Cuando no era nadie, ninguno de los tipos a los que les partí la madre presentó cargos en mi contra, pero como ya tenía dinero en el banco, ahora sí los cabrones iban corriendo a los tribunales.
La muerte abre la cancela de la fama y cierra tras de sí la de la envidia; suelta las cadenas del cautivo y pone en otras manos las tareas del esclavo.
La fama es como una silla en la que te sientas o como el teléfono con el que hablas. Jamás he sacrificado nada por alcanzarla.
La fama es más adictiva que el crack. Los adultos que pierden la fama -cantantes con un solo éxito, por ejemplo- normalmente caen en la depresión, aunque intenten comportarse como si estuvieran por encima de esto. No quieren reconocer la verdad. Toda su vida es una mentira, una lucha desesperada por otra dosis muy potente de drogas. La fama. "Última oportunidad" (2003), Harlan Coben
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El anonimato en el mundo de los hombres es mejor que la fama en los cielos, porque, ¿Qué es el cielo? ¿Qué es la tierra? Todo ilusión. "En el camino" (1957), Jack Kerouac
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La fama es una señora muy gorda que no duerme con uno, pero cuando uno despierta está siempre mirándonos frente a la cama. "Memoria de mis putas tristes" (2004), Gabriel García Márquez
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