El cuidado y la diligencia traen suerte.
La diligencia nos parece tardanza cuando deseamos una cosa.
Decía mi mamá: Hay cosas que no se compran en la botica de la esquina. Hay que hacer la enorme y costosa diligencia de adquirirlas con el espíritu, y eso cuesta.
Pocas cosas son imposibles a la diligencia y laboriosidad.
La información es poder si se usa con rapidez y eficacia. "Riesgo calculado" (1992), Katherine Neville
"Riesgo calculado" (1992) Frases de "Riesgo calculado" (1992) Frases de Katherine Neville
El equilibrio es como una roca. Veo con claridad y actúo con rapidez.
Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia. "Cartas a su hijo" (1774), Felipe Stanhope de Chesterfield
"Cartas a su hijo" (1774) Frases de "Cartas a su hijo" (1774) Frases de Felipe Stanhope de Chesterfield
La diligencia en escuchar es el más breve camino hacia la ciencia.
Simplemente practica con diligencia y todo irá muy bien; tienes cinco dedos en cada mano tan sanos como los mío.
Frases de Johann Sebastian Bach
(...) No tenía a nadie que la ayudara. Lo único que la mantenía en pie era su amor propio. Hacía tiempo que había decidido ocultar sus sentimientos en lo más profundo de su corazón y había hecho de la diligencia su única obsesión. Su truco para salir adelante no era otro que apartar los ojos de la realidad. "Out" (1997), Natsuo Kirino
Frases de "Out" (1997) Frases de Natsuo Kirino
En lo que a mí respecta, tengo por demostrado que mi espíritu y mi cuerpo se han debilitado más que fortalecido desde que pasé de aquella edad, he retrocedido más que avanzado. Es posible que en el caso de quienes emplean bien su tiempo, el saber y la experiencia aumenten conforme avanza la vida; pero es en la juventud cuando tenemos más vivacidad, prontitud, firmeza y otras varias cualidades más importantes y esenciales, que luego se agostan y languidecen. "Ensayos" (1580), Michel de Montaigne
"Ensayos" (1580) Frases de "Ensayos" (1580) Frases de Michel de Montaigne
El silencio resultante de la parada de la diligencia, añadido al de la noche, se hizo impresionante. ¡La respiración jadeante de los caballos hacía retemblar el coche, y los corazones de los viajeros latían con tal fuerza, que tal vez se les habría podido oír! "Historia de dos ciudades" (1859), Charles Dickens
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