Las puertas del cielo y el infierno son adyacentes e idénticas. "La última tentación" (1951), Nikos Kazantzakis
"La última tentación" (1951) Frases de "La última tentación" (1951) Frases de Nikos Kazantzakis
En algunas ocasiones no es nada más que una puerta muy delgada lo que separa a los niños de lo que nosotros llamamos mundo real, y un poco de viento puede abrirla.
Es aburrido ver a alguien entrar en una casa por la puerta. Es mucho más interesante cuando alguien entra por la ventana.
Hablé, lloré y entré por aquel lado, porque no tiene Dios puerta cerrada al corazón contrito y humillado.
Tarde, ya en el umbral de mis noventa años se abrió la puerta en mí y entré en la claridad de la mañana.
El vagabundo que está llamando a tu puerta tiene puestas las ropas que tú llevaste una vez.
Cada vez que a verte voy en tu puerta me detengo, pues temo que la alegría me trastorne el pensamiento.
Si te vas la puerta se abre hacia mí mismo, y por primera vez deseándonos sólo el uno al otro.
Escribe sin descanso, con fe, cólera, envidia, amor, ilusionadamente, sin esperanza. Escribe como quien cierra una puerta de una a otra nada.
Cuando una puerta se cierra, aunque no lo veas, otra se abre.
Quisiera hacer un libro que altere a los hombres, que sea como una puerta abierta que los lleve a un lugar al que nadie hubiera consentido en ir, una puerta simplemente ligada con la realidad.
Bendita la palabra que nace cuando se abre una puerta, un recuerdo, una herida.