01. Amo el desvarío de tus manos y las montañas de sueño que me tocan: alas para borrar mi aquelarre de mundos que no entiendo.
02. El campo, breve y ajeno como un pañuelo.
03. Palabra, vuelo de piedra, puño y flor; de vastedad, de pequeñez, de todo lo humanamente humano; de todo lo divino que no alcanza a llenar su dimensión en nuestros labios sedientos de palabras.
04. Bendita la palabra que nace cuando se abre una puerta, un recuerdo, una herida.
05. Me dejaron de pronto en medio de un desierto poblada de signos invisibles.
06. Encinta de sol, colmada de tu barro limpio y firme vas trasmutando mi cuerpo en viva flor que destila rocío tras tu ruta.
07. Tu rosa mi rosa, escribirá llameantes taumaturgias, cuando el cielo llueva luceros de miel y titilen luciérnagas de harina.
08. Nos habita el paraíso ungido de fragancias tatuamos en la piel arcángeles inermes y dejamos así -balsa y fuego- las próximas estrellas de quietud en la memoria.
09. Besos de eternidad marcando territorios, colinas, cavidades.
10. ¡Todo el mar no bastó para dejar sin huella el breve trigo que dejó tu beso!
11. ¡Cuánto tiempo rompe en olas de fría certidumbre, el alba y el sol que consagraron sus manos y mi piel!
12. Y acaso, náufrago indeciso, querrías compartir mi tempestad, en este universo donde el calor y la furia de mis besos, te dejaran -apenas- sensación, olor, quietud de olvido...