El sabio franciscano le entregó a Catalina la llave de su celda con el ruego de que enviase allí a alguien con el fin de que la vaciase de todo lo superfluo y se lo diese a los pobres. Fra Giovanni Tantucci hizo lo mismo. Fue éste después uno de los amigos más íntimos de Catalina, siguiéndola a Aviñón y a Roma. Cuando el Papa ordenó que hubiese siempre tres sacerdotes en compañía de Catalina, a fin de poder confesar y administrar los sacramentos a los pecadores que ella convertía, Fra Giovanni Tantucci fue uno de los tres. "Santa Catalina de Siena" (1951), Sigrid Undset
"Santa Catalina de Siena" (1951) Frases de "Santa Catalina de Siena" (1951) Frases de Sigrid Undset
Fue demasiado para hombres débiles y de escasa voluntad, que en su corazón sabían que el Papa tenía razón y que debían colaborar con él, que el Papa con palabras duras e irritadas les exigiese que en un solo día cambiasen de vida y renunciasen a todas las pequeñas y corrientes comodidades a que se habían acostumbrado para vivir una vida de abnegación propia de los ascetas más austeros. "Santa Catalina de Siena" (1951), Sigrid Undset
"Santa Catalina de Siena" (1951) Frases de "Santa Catalina de Siena" (1951) Frases de Sigrid Undset
Cuando las tropas del Papa entraban en una ciudad en la que se había instalado la herejía, los mataban a todos sin discernir entre cátaros o cristianos. Dios, decían, ya distinguiría a los suyos cuando llegaran al cielo. "La cena secreta" (2004), Javier Sierra
"La cena secreta" (2004) Frases de "La cena secreta" (2004) Frases de Javier Sierra
Si ya nos dejaron una papa caliente en las manos, a nosotros no nos conviene calentarla más. "Ensayo sobre la lucidez" (2004), José Saramago
Frases de "Ensayo sobre la lucidez" (2004) Frases de José Saramago