Mi primer mundo lo hallé todo en mi escaso pan. "Voces" (1943), Antonio Porchia
"Voces" (1943) Frases de "Voces" (1943) Frases de Antonio Porchia
(...) Para mí, era el pan, era la nieve; ya la nieve no es blanca, el pan no sabe a nada.
Si el agua es simple y el pan bueno, mi corazón es pan y agua.
Un hombre pobre sin nada en su vientre necesita esperanza, la ilusión, más que el pan.
Pan comido se olvida.
Sé digno del olor del pan. Sabe estar con las flores de las cunetas, pues el horno de tu madre aún arde.
Mi martillo y yo somos uno. Sólo sé clavar clavos en la miga de pan. Pero cuando clavo clavos en la miga de pan clavo tan bien que mis amigos lo olvidan todo y se sienten literalmente transportados transfigurados en azur puro.
Al que le falta demasiado el pan diario, no le encuentra gusto al pan eterno.
El amor es para el niño como el sol para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte.
Sin ti, ni el pan ni el vino, ni la vida, ni el hambre, ni el jugoso color de la mañana tienen ningún sentido ni para nada sirven.
No sólo de pan vive el hombre. De vez en cuando, también necesita un trago.
A dos hombres venero yo en este mundo: al labrador sufrido de mano callosa y nervuda, en la que permanecerá para siempre una real e indeleble majestad, puesto que en ella está el cetro de este mundo. Y a aquel que trabaja por las imprescindibles necesidades del espíritu; no por el pan cotidiano, sino por el pan de la verdadera vida.