El cerebro es un órgano maravilloso. Comienza a trabajar nada más levantarnos y no deja de funcionar hasta entrar en la oficina.
Él y yo teníamos una oficina que de haber sido una pulgada más pequeña habría significado adulterio.
Duele tanto la rutina de una vida siempre igual, la costumbre duele tanto, que esta noche, liberado del perfume de oficinas, ¡quiero música, maestro, hasta morir!
Queremos que todos tengan las mejores instalaciones para trabajar, pero no creemos en la oficina privada elegante e impresionante.
No hay nada que hacer entonces. Ya que él no quiere dejarme, yo tendré que dejarlo. Mudaré mi oficina; me mudaré a otra parte, y le notificaré que si lo encuentro en mi nuevo domicilio procederé contra él como contra un vulgar intruso. "Bartleby, el escribiente" (1853), Herman Melville
"Bartleby, el escribiente" (1853) Frases de "Bartleby, el escribiente" (1853) Frases de Herman Melville
Se quedó como siempre, enclavado en mi oficina. ¡Qué! Si eso fuera posible se reafirmó más aún que antes. ¿Qué hacer? Si no hacía nada en la oficina: ¿Por qué se iba a quedar? De hecho, era una carga, no sólo inútil, sino gravosa. Sin embargo, le tenía lástima. "Bartleby, el escribiente" (1853), Herman Melville
"Bartleby, el escribiente" (1853) Frases de "Bartleby, el escribiente" (1853) Frases de Herman Melville
(...) Sí, sí, hay que serlo. Todos los artistas lo son, no hay otra manera de trabajar que no sea mediante la disciplina. Yo trabajo como si estuviera en una oficina, de nueve y media a siete y media. Tengo un despacho en el centro de Dublín, al que voy cada mañana como si fuera un empresario, y me encanta mi trabajo.
La gente se cree amiga porque coincide algunas horas por semana en un sofá, una película, a veces una cama, o porque le toca hacer el mismo trabajo en la oficina. "Rayuela" (1963), Julio Cortázar
"Rayuela" (1963) Frases de "Rayuela" (1963) Frases de Julio Cortázar
Quizás haya que echarle la culpa a nuestro pasado climático. Quizá todavía no tenemos la mentalidad adecuada para saber vivir con sol y sin nubes. Un clima que para nosotros no es más que un extraño incidente. El instinto de dejarse llevar por el pánico, salir corriendo de la oficina, quitarse la mayor parte de la ropa y tumbarse jadeando en la salida de incendios, cuando el sol asoma la nariz, es todavía demasiado fuerte.
Lo que yo no entiendo es para qué carajos hacen falta tantos papeles -protestó Manolo y abrió los brazos, como si tratara de abarcar la inmensidad de la oficina, tomada por la papelería que conformaba la memoria diaria de la Empresa-. Y eso que nada más es del 88. En cualquier momento hay que inventar una empresa para los papeles de esta empresa. -Pero imagínate, Mayo, con todos estos controles y con los arqueos y auditorías, y hay más robo, malversación y desvío de recursos de lo que nadie se pueda imaginar. Sin papeles no habría quien aguantara esto.
Lo reducido del local le ahorraba gastos de limpieza y mobiliario.
La oficina del abogado Campbell Alexander se encuentra en el tercer piso. Las paredes están revestidas con madera de color de abrigo de piel de yegua, y cuando pongo un pie en la fina alfombra oriental, mis zapatillas se hunden unos milímetros. La secretaria lleva zapatos negros tan brillantes que puedo ver mi cara en ellos. "La decisión más difícil" (2004), Jodi Picoult
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