En el llano y la montaña todo parece inmóvil esta mañana nevada.
¡Qué bello! El despreciado cuervo común esta mañana nevada.
Una nevada mañana por todas partes huellas de zuecos.
Esta mañana nevada incluso el caballo es digno de mirar.
Sobre un trineo sin luz a la caída del día en la llanura nevada.
Purpúreas rosas sobre Galatea el alba entre lirios cándidos deshoja; duda el amor cuál más su color sea, o púrpura nevada o nieve roja; de su frente la perla es eritrea, émula vana; el ciego dios se enoja, y, condenado su esplendor, la deja pender en oro al nácar de su oreja.
Viajaron todo el día sobre el mar sólido, a veces empujados, a veces trabados en su marcha, por el viento. Corrían por las vastas llanuras, debajo de las cuales se oía el rumor del agua; pasaron por entre islotes cónicos que emergían del océano, costearon lenguas de tierra nevada, montañas escarpadas y despeñaderos abiertos. Comenzó a hacer tanto calor que ya se oía cómo el hielo vibraba bajo los patines del trineo y cómo el océano mugía muy cerca de la costra helada. El aire estaba lleno de minúsculos pero muy fastidiosos mosquitos que iban aumentando paulatinamente, hasta que una nevada, que dejaba el aire limpio y terso, los hacía desaparecer.
Las huellas de las pisadas de un chico en la nieve no duran mucho tiempo con la nevada continua del día más corto, de la noche más larga. Se pierden en cuanto se hacen. Y una vez más el brezal queda envuelto en el blanco móvil. Y no hay fantasma alguno, aparte del que vive en el corazón del chico sin madre, hasta que los rastros de sus pasos desaparecen. "Gente independiente" (1935), Halldór Laxness
Frases de "Gente independiente" (1935) Frases de Halldór Laxness
Las personas que se deslizan y resbalan en las aceras, salpicadas con aguanieve por el tráfico cercano, parecen estoicamente desdichadas, como si no esperasen nada mejor de la vida. "¡Buen trabajo!" (1988), David Lodge
"¡Buen trabajo!" (1988) Frases de "¡Buen trabajo!" (1988) Frases de David Lodge
El recuerdo de aquel día se grabaría en su memoria como las rocas que les rodeaban: el recuerdo de contemplar la primera nevada y la perspectiva de estar los dos juntos allí, aislados, inmunes, dispuestos a disfrutar de la felicidad que se cruzara en su camino. "El sur" (1990), Colm Tóibín