No me gusta poner etiquetas. Cualquier tipo de etiqueta limita. No me interesa la literatura que excluye, la literatura que se hace para un solo grupito de iluminados que viven en un olimpo separado de los demás.
Ni español ni extranjero, ni blanco ni negro, ni mujer ni varón. Soy yo sin etiquetas, que es lo contrario del ego. Toda mi vida he luchado por destrozar el ego para que emerja el yo profundo.
Frases de Fernando Sánchez Dragó
Hoy en día, muchas etiquetas vehementes que predominaron durante décadas han dejado de funcionar. Dudo mucho de que algún arquitecto se defina hoy como funcionalista y no creo tampoco en los ideales absolutistas, que tanto daño le han hecho al ser humano.
¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo? ¿Por qué no se dan cuenta de que uno simplemente se enamora de alguien? ¿Ustedes nunca se han enamorado de nadie? "Las batallas en el desierto" (1981), José Emilio Pacheco
"Las batallas en el desierto" (1981) Frases de "Las batallas en el desierto" (1981) Frases de José Emilio Pacheco
No me gustan las etiquetas. Te limitan, y yo no quiero límites.
Yo les disparo a las etiquetas. Y cuándo me dicen escritor de qué. Yo digo: de todo, de cualquier cosa. O cuándo me dicen usted es poeta; respondo, no, no escribo poesía, o a lo mejor la escribo y no me doy cuenta, y eso me llena de alegría, porque la literatura que más me gusta es la que revela la poesía escondida.
No me causa ningún problema ser encasillado. Poner etiquetas a las cosas es resultado del instinto humano.
Algunos viejos conservadores se quejan de que China avanza hacia el capitalismo en lugar de hacerlo hacia el socialismo, pero a quién le importa. Solo son etiquetas y nada más que etiquetas. Si la gente disfruta de una vida mejor, es lo único que importa. ¡Y todos tendremos una vida mejor!
No me siento cómodo con las etiquetas, que casi siempre son condicionantes y limitan más de lo que aportan.
Cuando empecé buscaba el encasillamiento, el estilo, la firma, el reconocimiento absoluto de mi obra, que sobresaliera por encima de cualquier cosa y se supiera que era mía y lo conseguí enseguida. Cuando empecé a colorear las fotos era un sello de identidad, pero también estaba contando cosas, eran escenografías; eso el público más lejano no lo veía, porque a lo mejor se quedaba con una foto que veía en una revista, pero no iban más allá. Luego empecé a exponer las fotos en blanco y negro, desnudas, y se ve mucho más mi trabajo, lo que yo estoy contando. Es pura literatura, puro cine o teatro. Me he ido liberando del estilo, que era una cosa impuesta en la juventud para que se supiera que estaba ahí.
Es lo que pasa con las etiquetas. Que se pegan.
Es difícil, para la mayoría de la gente, dejar de lado los estereotipos.