Siempre había habido dos Federico Klein, uno visible y otro oculto, un funcionario y un delincuente, un padre de familia y un asesino. En otro tiempo se había inclinado por el yo "mejor", por el funcionario y hombre honesto, por el esposo y buen ciudadano. Jamás había aprobado su oculta opinión interior, ni siquiera la había conocido. ¡Y sin embargo esa voz interna lo había guiado imperceptiblemente, convirtiéndole al final en fugitivo y proscrito! "La ruta interior" (1946), Hermann Hesse