Viniste al fin, y por eso dejé ir a las libélulas que conservaba cautivas entre mis cinco dedos este atardecer de otoño.
Sube la línea de mi vida con trazo igual a tus volcanes y luego baja como línea de corazón hasta mis dedos.
Frases de Miguel Ángel Asturias
Los dedos deben ser educados, el pulgar nace sabiendo.
Fui al sendero y pasé la mano por las hojas que tú habías tocado. Me llevé una impresión al descubrir lo diferentes que eran de las que no habías tocado. Había un fulgor, una especie de combustión en mis dedos al pasarlos por el borde de aquellas hojas húmedas.
Quiero llenar tu vida de agitación y de mí. Quiero tu felicidad por debajo de mi corazón y tus tristezas en mis ojos y tu paz en los dedos de mi mano.
Escribir para mi es simplemente pensar con mis dedos.
Baja: mi corazón te está pidiendo. Podrido está; lo entrego a tus cuidados. Pasa tus dedos blancos suavemente sobre él. "Mascarilla y Trébol" (1938), Alfonsina Storni
Frases de "Mascarilla y Trébol" (1938) Frases de Alfonsina Storni
Más allá de la oreja existe un sonido, la extremidad de la mirada un aspecto, las puntas de los dedos un objeto: es allí a donde voy. "Silencio" (1974), Clarice Lispector
"Silencio" (1974) Frases de "Silencio" (1974) Frases de Clarice Lispector
No sabía si llegaría o no a hablarle, y si le hablaba, cómo le iba a comunicar mi confusa adoración. Pero mi cuerpo era un arpa y sus palabras y sus gestos eran como dedos que recorrieran mis cuerdas. "Dublineses" (1914), James Joyce
"Dublineses" (1914) Frases de "Dublineses" (1914) Frases de James Joyce
El ardor de ese beso no los abandonó en muchos días y llenó de fantasmas delicados sus noches, dejando su recuerdo en la piel, como una quemadura. La alegría de ese encuentro los transportaba levitando por la calle, los impulsaba a reír sin causa aparente, los despertaba sobresaltados en la mitad de un sueño. Se tocaban los labios con las puntas de los dedos y evocaban exactamente la forma de la boca del otro. "De amor y de sombra" (1984), Isabel Allende
"De amor y de sombra" (1984) Frases de "De amor y de sombra" (1984) Frases de Isabel Allende
Estoy muy contenta de haberlo leído. Me encantó la historia de la monja que comía tan delicadamente con los dedos, que jamás se manchaba de grasa. Nunca he podido presumir de eso, así que empleo un tenedor.
Su alma se va por los caminos invisibles del viento y del mar. Entonces con sus dedos débiles, en la tierra roja, escribe unas palabras raras que Canek no se atreve a borrar.