01. Mira, cuando llores por algo, procura mirar a través de tus lágrimas.
02. En la fe el espíritu descansa; en la razón vive; en el amor goza; sólo en el dolor adquiere conciencia.
03. Nunca tengas miedo de tus lágrimas. Ningún cobarde llora. Sólo los hombres lloran. Además, hijo, las lágrimas siempre caen de rodillas.
04. En la hacienda sólo la tía Charo y sus invitados beben agua de lluvia, refrescada en tinajas de barro. Los indios beben el agua calcárea de los pozos, cuajada de alimañas.
05. Su alma se va por los caminos invisibles del viento y del mar. Entonces con sus dedos débiles, en la tierra roja, escribe unas palabras raras que Canek no se atreve a borrar.
06. Dicen que el cuerpo es como el armario donde se guarda el alma. Está bien. Sin embargo, a veces, el alma es tan grande que el cuerpo, como grano de anís, se guarda en el alma.
07. Cien veces dijo que no quería ver más indios; y menos a uno que estaba ahí, horrible, enjuto, como piedra rota. Al decir horrible, se cubría la cara; se santiguaba y bisbiseaba.
08. El pueblo estaba en silencio, vacío, y en la distancia se oía el rumor de la guerra: el golpe de los tunkules, de las icoteas y los gritos de los indios en armas. El nombre de Canek era voz y eco en la sombra.
09. Canek, bueno o malo, es el libro que mejor refleja mi dolor por el dolor de los humildes, de los indios de mi tierra. Si su lectura aviva la conciencia del hombre frente a la injusticia, me tendré por satisfecho.
10. Un pastor no distingue las ovejas buenas de las malas. Por eso no pregunta a nadie cómo son sus ovejas, antes de lanzarse contra el lobo. Así hay que defender a los indios buenos y malos contra los blancos: lobos de estas tierras.
11. Hay que seguir adelante, vencer el cansancio, el miedo y el deseo. La fatiga disfraza sus intenciones. La fatiga es sueño, curiosidad y desgano en los caminantes. Abre bien los ojos, hijo, y sigue al pájaro Pujuy. El no se equivoca. Su destino es como el nuestro: caminar para que otros no se pierdan.
12. Cuando los fantasmas duermen, las nubes son blancas; vuelan despacio para no despertarlos. Los mecen y los llevan lejos. Cuando los fantasmas despiertan, las nubes se vuelven grises y se agazapan en el horizonte. Cuando los fantasmas se enfurecen, entonces las nubes se tornan negras, se agrietan y estallan.