Gime, bandoneón, grave y rezongón en la nocturna verbena. En mi corazón tu gangoso son hace más honda mi pena.
Me jode confesarlo, pero la vida es también un bandoneón.
Mi bandoneón es como tener una mujer en los brazos. Lo acaricio, le pego. La excitación rítmica me lleva a eso.
Gime, bandoneón, tu tango gris, quizá a ti te hiera igual algún amor sentimental...
No es que yo sea triste. Al contrario, soy un loco de la guerra, soy un loco lindo, me gusta divertirme, me gusta tomar vino, me gusta comer bien, me gusta la vida, así que mi música no tiene por que ser triste. Es triste porque el tango es triste, tiene raíces tristes, dramáticas, sensuales a veces, religiosas, tiene un poco de todo. Religiosas, por el bandoneón que fue inventado para acompañar la liturgia en Alemania. El tango es triste, es dramático, pero no pesimista. Pesimistas eran las letras de antes, totalmente absurdas.
Yo me burlé de vos porque no te entendí ni comprendí tu dolor. Tuve la sensación de que tu canto cruel lo habías robao, bandoneón...
Frases de Enrique Santos Discépolo
El barrio duerme tranquilo y un hombre en el fuelle traduce su pena y se oye en la noche tan tibia y serena un "solo" muy triste de su bandoneón.
Alma de bandoneón -alma que arrastro en mí- voz de desdicha y de amor, te buscaré al morir, te llamaré en mi adiós, para pedirte perdón, y al apretarte en mis brazos, darte en pedazos mi corazón.
Frases de Enrique Santos Discépolo
El duende de tu son, che bandoneón, se apiada del dolor de los demás, y al estrujar tu fueye dormilón se arrima al corazón que sufre más.
Bandoneón, para qué nombrarla tanto, no ves que está de olvido el corazón y ella vuelve noche a noche como un canto en las gotas de tu llanto, ¡Che bandoneón!
Dos meses en un barco viajó mi corazón. Dos meses añorando la voz del bandoneón. El tango es puerto amigo donde ancla la ilusión. Al ritmo de su danza se hamaca la emoción.
El fuelle me atraía tanto como una pelota de fútbol. La vieja se hizo rogar un poco, pero al final me dio el gusto y tuve mi primer bandoneón: diez pesos por mes en catorce cuotas. Y desde entonces nunca me separé de él.