Frases de Enrique Santos Discépolo

01. Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias.

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02. Aunque te quiebre la vida, aunque te muerda un dolor, no esperes nunca una ayuda ni una mano... Ni un favor.

+ Frases de Ayuda


03. Si yo pudiera como ayer querer sin presentir.

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04. Hay un hambre que es tan grande como la del pan y es la de la injusticia, la de la incomprensión.

+ Frases de Incomprensión


05. Déjame que llore como aquel que sufre en vida la tortura de llorar su propia muerte.

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06. ¿Cómo olvidarte en esta queja, cafetín de Buenos Aires? Si sos lo único en la vida que se pareció a mi vieja.

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07. Al evocarte.. .Tango querido, siento que tiemblan las baldosas de un bailongo y oigo el rezongo de mi pasado...

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08. Nací a las penas, bebí mis años, y me entregué sin luchar.

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09. Tu ausencia es un tormento que tortura sin matar.

+ Frases de Tortura


10. Yo sé que en la luz de una estrella me espera tu amor.

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11. Melodía porteña, secreto de amor... Que la voz no se atreve a contárselo a Dios...

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12. Me diste en oro un puñado de amigos, que son los mismos que alientan mis horas.

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Enrique Santos Discépolo

Enrique Santos Discépolo
  • 27 de marzo de 1901
  • Buenos Aires, Argentina
  • 23 de diciembre de 1951
  • Buenos Aires, Argentina

Compositor, letrista de tangos, músico, dramaturgo y cineasta argentino, conocido como "Discepolín".

Sobre Enrique Santos Discépolo

Tras fallecer sus padres a temprana edad, Enrique Santos Discépolo es educado por Armando, su hermano mayor, guiándolo hacia el camino artístico.

En 1917 dio sus primeros pasos como actor, en la compañía del actor popular Roberto Casaux, en la obra "El chueco Pintos" de su hermano Armando y de Rafael de Rosa.

Tiempo después, Enrique Discépolo escribiría su primer obra de teatro "El señor cura" (1920) y más tarde "El organito" (1925), feroz pintura social de la Argentina de aquella época, bosquejada junto a su hermano.

Durante la década del 30 se afianzó como autor de tangos, y en ellos es posible apreciar la afinidad entre su poética tanguera y el grotesco, heredado en gran parte de su hermano.

"Yira yira" (1930), "Cambalache" (1935), "martirio" (1940), son fiel reflejo de su visión pesimista, grotesca y criolla de su tiempo.

Dedicado al cine y el teatro, trabajó como actor, produjo y dirigió obras de teatro.

Enrique Santos Discépolo provocó, con sus letras, una ruptura de los patrones existentes en el tango hasta ese momento, dándoles sentido filosófico y poniéndolos por encima de los sencillos temas que inspiraban a sus letristas.

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