Tratarse mal sin enfadarse es una de las mayores delicadezas de la verdadera amistad. Que puede ser superada por otra delicadeza: la de tratarse siempre bien.
La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.
Para que pueda trabarse una verdadera amistad, es preciso prescindir de la superioridad que puedan otorgar la edad, los honores, las riquezas o el poder. El único motivo que nos debe incitar a la amistad es la búsqueda de las virtudes y el mutuo perfeccionamiento. "Libro de Mencio"
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La verdadera amistad es un desinteresado intercambio de atenciones entre iguales.
La verdadera amistad es planta de lento crecimiento que debe sufrir y vencer los embates del infortunio antes de que sus frutos lleguen a completa madurez.
La amistad es muy linda, pero la cuestión es saber qué precio estamos dispuestos a pagar. Y por lo tanto, la idea fundamental de la cual hay que partir, antes incluso de la idea de amistad, es la cuestión de la igualdad. Nunca hay una verdadera amistad entre alguien que domina y alguien que es dominado. Puede haber sentimientos entre los dos, pero nunca una verdadera confianza y una verdadera.
Precisamente porque busco una amistad verdadera me es tan difícil resignarme a una amistad convencional.
La verdadera amistad o el amor no se fabrican ni conquistan. La amistad siempre es un acto de reconocimiento.
Una amistad verdadera es una luz entre las tinieblas. "El cumpleaños secreto" (2012), Kate Morton
"El cumpleaños secreto" (2012) Frases de "El cumpleaños secreto" (2012) Frases de Kate Morton
Ésa es la esencia de una amistad auténtica: que permanece inalterable pase lo que pase.
Si quieres que seamos amigos, tendré que saber alguna cosa sobre ti. ¿Por qué no quieres contarme nada?
No estoy loco, hermano. No estamos locos cuando hemos encontrado el sistema para salvarnos. Somos astutos como animales hambrientos. La locura no tiene nada que ver. Eso es el genio. Es la geometría. Perfección. Los deseos estaban destrozándome el alma. Podía vivirlos, pero no lo conseguí. "Novecento" (1994), Alessandro Baricco
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