La libre competencia, evitando todo aquello que considere mérito, necesidad y conceptos similares, sobre los cuales se basan las demandas de justicia social, tiende a reforzar la regla de igual pago.
El Estado tiene una función supletoria. Garantizaremos la libre competencia, y facilitaremos la función creadora de la iniciativa privada. El Estado no debe suplir la acción de los particulares donde éstos puedan desenvolverse eficazmente. El gobierno tiene los resortes para encauzar la acción privada en el sentido más favorable al bienestar general.
Toda producción debe necesariamente adaptarse a los deseos de los consumidores. Desde el punto y momento que no responde ya a este objetivo, deja de ser lucrativa. La libre competencia asegura así la sumisión de los productores a la voluntad de los consumidores y el cambio de los medios de producción de las manos de quienes desoyen o son incapaces de responder a las exigencias de los consumidores a manos de individuos más aptos para dirigir la producción. El consumidor es el amo de la producción. Considerada la economía desde este punto de vista, es una democracia en la que cada centavo desempeña el papel de un voto. Es una democracia cuyos representantes sólo gozan de un mandato siempre revocable. "El socialismo: un análisis económico y sociológico" (1922), Ludwig von Mises
"El socialismo: un análisis económico y sociológico" (1922) Frases de "El socialismo: un análisis económico y sociológico" (1922) Frases de Ludwig von Mises