
13 frases de El socialismo: un análisis económico y sociológico (Socialism: an economic and sociological analysis) de Ludwig von Mises... Obra centrada en el socialismo, el éxito de sus ideas, las críticas, su inestabilidad, la constitución de monopolios socialistas y el destruccionismo.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Ludwig von Mises son: socialismo, división del trabajo, factores de producción, marxismo, medios de producción, capitalismo, economía planificada, movimiento sindical.
Frases de Ludwig von Mises Libros de Ludwig von Mises
Ludwig von Mises
01. El capital no se reproduce.
02. La guerra civil se evita cuando existen instituciones que permiten cambios pacíficos de gobierno.
03. El deseo de un aumento de la riqueza puede ser satisfecha a través del intercambio, que es el único método posible en una economía capitalista, o por la violencia y la petición como en una sociedad militarista.
04. Sólo las ideas superan a las ideas.
05. La lucha, en el sentido original de la palabra, es un combate de hombres y animales en el que cada adversario tiende a destruir al otro. La vida social del hombre comienza cuando son vencidos los instintos y motivos que lo impulsan a este combate.
06. La sociedad es el producto del pensamiento y de la voluntad.
07. La civilización es un producto de ocio y la tranquilidad de que sólo la división del trabajo puede hacer que sea posible.
08. La política intervencionista proporciona miles y miles de personas con empleos seguros, plácidos, y tranquilos, a expensas del resto de la sociedad.
09. Toda acción racional es en primer lugar, una acción individual. Sólo el individuo piensa.
10. El Manifiesto Comunista declara que "la familia burguesa halla su complemento" en la prostitución pública. "Con la desaparición del capital desaparecerá también la prostitución". Esta idea de la prostitución, producto del capitalismo, no ha dejado desde entonces de extenderse. Debido a que todos los moralistas no cesan de deplorar la decadencia y acusan a la civilización moderna de haber creado el desenfreno, todo el mundo acaba por persuadirse de que lo que hay de reprensible en las relaciones sexuales es un fenómeno de la decadencia particular de nuestra época.
11. Si el alcohol y la nicotina se consideran perjudiciales, queda el camino de abstenerse del uso de ellos. Si se desea, se puede incitar a los propios conciudadanos a seguir este ejemplo. En todo caso, es un hecho que en la sociedad capitalista, cuyo carácter esencial es que cada uno es completamente dueño y responsable de sus actos, no se puede obligar a los ciudadanos a renunciar al alcohol y a la nicotina contra su deseo. Si se lamenta no poder imponer a otras personas la propia voluntad, queda el consuelo de pensar que, inversamente, estamos a cubierto de vernos obligados a ejecutar las órdenes de otros.
12. Toda producción debe necesariamente adaptarse a los deseos de los consumidores. Desde el punto y momento que no responde ya a este objetivo, deja de ser lucrativa. La libre competencia asegura así la sumisión de los productores a la voluntad de los consumidores y el cambio de los medios de producción de las manos de quienes desoyen o son incapaces de responder a las exigencias de los consumidores a manos de individuos más aptos para dirigir la producción. El consumidor es el amo de la producción. Considerada la economía desde este punto de vista, es una democracia en la que cada centavo desempeña el papel de un voto. Es una democracia cuyos representantes sólo gozan de un mandato siempre revocable.
13. No basta que existan relaciones recíprocas entre los individuos para que haya sociedad. Relaciones semejantes existen entre los animales: el noble lobo se come al cordero, el lobo y la loba se juntan. Sin embargo, no hablamos de sociedades animales, de sociedades de lobos. El lobo y el cordero, el lobo y la loba son, en verdad, miembros de un organismo: la naturaleza. Pero a este organismo le falta el carácter específico del organismo social: no está regido ni por la voluntad ni por la acción. Debido a esto, las relaciones entre los sexos tampoco son en sí mismas relaciones sociales; al juntarse el hombre y la mujer siguen la ley de la naturaleza, obedecen a un instinto. La sociedad comienza cuando aparece en el individuo la voluntad de obrar en conjunto. Proseguir en común fines que ninguno podría realizar solo o que realizaría menos bien; cooperar, he aquí la esencia de la sociedad.