La sociedad de la tecnociencia y del conocimiento nos mandó al exilio, nos robó el sentimiento de un hogar y de una patria y principalmente nuestra capacidad de conmovernos, de llorar, de reír con gusto y de apasionarnos por la naturaleza y por la vida.
El exilio es parte de mí. Cuando vivo en el exilio llevo mi tierra conmigo. Cuando vivo en mi tierra, siento el exilio conmigo. La ocupación es el exilio. La ausencia de justicia es el exilio. Permanecer horas en un control militar es el exilio. Saber que el futuro no será mejor que el presente es el exilio. El porvenir es siempre peor para nosotros. Eso es el exilio.
Eso que llaman el amor es el exilio, con una postal del país de vez en cuando.
En nuestra época son pocos los que pueden mantener el valor absoluto de un escritor sin referirse a un contexto de responsabilidad. El exilio como modalidad del genio ya no existe.
Las distancias son tan cortas que vivir fuera del propio país ya no es lo que era veinte años antes, cuando las comunicaciones no existían o eran precarias y entonces uno sí vivía en el exilio, como una especie de inmigrante, aunque bueno yo nunca he tenido una mente de inmigrante.
El exilio es el asesinato de la lengua materna.
Yo no reaccioné como hubiese debido ante la dictadura, y como reaccionaron tantos otros que fueron torturados, asesinados y obligados al exilio. (...) Yo fui sólo un turista en el infierno.
Sólo dejo el sonido de muchas palabras oídas al azar con ecos burlones. Canté al cielo. El exilio me hizo libre, llevándome de mundo en mundo, desde todos los mundos. "Sonetos y otros versos" (1894), George Santayana
Frases de "Sonetos y otros versos" (1894) Frases de George Santayana
Vivir sola me permite una especie de exilio muy especial.
(...) La pasé muy mal, me amenazaron de muerte, me separaron de mi ciudad, de mi mujer, y sólo por algún azar me fui salvando, pero no por hacer concesiones. Yo hubiera preferido no tener que recurrir al exilio, y sin embargo, en cierta forma el exilio me ayudó. Por un lado, empezaron a interesarse por mis libros, me hizo ser más conocido y eso hasta me permitió un alivio económico. Además, he aprendido mucho de la gente que fui conociendo en los diferentes países donde tuve que vivir. No de los gobiernos, porque de ellos no se aprende nunca nada, pero de la gente sí. Es como un fenómeno de ósmosis: uno le da a ese pueblo que lo recibe lo mejor que tiene y ese pueblo le devuelve cosas a uno.
El exilio está ensamblado sobre la base de un mito: el resto del mundo es un lugar mejor.
Frases de Eduardo Sánchez Rugeles
Nuestras organizaciones en el exilio han sido una especie de sustituto de las ciudades y los pueblos que nos vimos obligados a abandonar. "Los perros de Riga" (1992), Henning Mankell