01. En la justicia se fundan los imperios.
02. El trabajo, la ciencia y las artes, son más dulces que los destellos de una corona...
03. La poesía debe asaltar todas las manifestaciones artísticas que pretendan ser memorables.
04. Europa ya tiene intereses en México. Los ingleses controlan todas las minas de plata de la región central del país.
05. Porque además de vigilar el orden, la paz, la justicia y la democracia al igual que un presidente, un Príncipe tiene que velar por la belleza y la tradición, por la elegancia.
06. Si lo único que dije en ella fue la verdad: que con el decreto sobre la libertad de cultos, la Iglesia mexicana ha sido rebajada a la condición de esclava del derecho público...
07. Se trata de defender las tradiciones y la cultura latinas y en última instancia las tradiciones y la cultura europeas que pertenecen también a millones de indios de ese continente.
08. Mientras estén controlados, todos esos comunistas y republicanos serán una prueba de que existe la libertad de expresión, de que ésta es una monarquía constitucional. Porque eso es lo que necesita el mundo, mi querido Príncipe: dictaduras liberales.
09. Con tu lengua y con tus ojos, tú y yo juntos vamos a inventar de nuevo la historia. Lo que no quieren ellas, lo que no quiere nadie, es verte vivo de nuevo, es que volvamos a ser jóvenes, mientras ellas y todos están enterrados desde hace tanto tiempo.
10. Las distancias son tan cortas que vivir fuera del propio país ya no es lo que era veinte años antes, cuando las comunicaciones no existían o eran precarias y entonces uno sí vivía en el exilio, como una especie de inmigrante, aunque bueno yo nunca he tenido una mente de inmigrante.
11. Pero de todos modos, y como decía Monsieur Masseras, redactor en jefe del periódico publicado en México en francés, "L'Ere Nouvelle", esa desafortunada nación no esperaba sino una sola cosa: un gobierno de orden, de organización y prosperidad, tres palabras, agregaba el periodista, que referidas a México, terreno proverbial de revoluciones y contrarrevoluciones, resultaban por demás irónicas.
12. Cuando un lector abre un libro, una novela, se coloca en una actitud muy especial, en la de creer lo que le va a contar el autor. Pero creer ¿En qué sentido? , es decir, él sabe que eso no fue verdad, en el sentido de que no tuvo lugar, eso no sucedió, son personajes, situaciones, paisajes, etcétera, inventados por el novelista, a partir de elementos de la realidad, claro. Sin embargo al lector le interesa, pero no se plantea a cada página ¡Ah! , esto no es verdad. Si lo hiciera, no resultaría el libro. Por eso hay gente a la que no le gustan las novelas, porque no les entretienen las cosas que no son verdad, verdad entre comillas.