La ciencia ficción no es sólo un género literario, sino algo más: un estado de conciencia.
Espacio o de la ciencia ficción se ha convertido en un dialecto de nuestro tiempo.
Los políticos deberían leer ciencia ficción, no westerns o historias de detectives.
La ciencia ficción no es más que la búsqueda de respuesta a las preguntas perennes: ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cómo? A pesar de su nombre, es la menos precisa de todas las literaturas. Su destino es errar de una pregunta a otra y a veces, dar con la respuesta. Para acercarse a ella se requiere la certeza de que un poema oscuro dice mucho más que un discurso claro.
(La literatura de ciencia ficción) Es la crónica más fiel de nuestros tiempos y a veces también una guía premonitoria del futuro.
En primer lugar, definiré lo que es la ciencia ficción diciendo lo que no es. No puede ser definida como "un relato, novela o drama ambientado en el futuro", desde el momento en que existe algo como la aventura espacial, que está ambientada en el futuro pero no es ciencia ficción; se trata simplemente de aventuras, combates y guerras espaciales que se desarrollan en un futuro de tecnología superavanzada. ¿Y por que no es ciencia ficción? Lo es en apariencia... Sin embargo, la aventura espacial carece de la nueva idea diferenciadora que es el ingrediente esencial. Por otra parte, también puede haber ciencia ficción ambientada en el presente: los relatos o novelas de mundos alternos. De modo que si separamos la ciencia ficción del futuro y de la tecnología altamente avanzada, ¿a que podemos llamar ciencia ficción?
Tenemos un mundo ficticio; este es el primer paso...Es nuestro mundo desfigurado por el esfuerzo mental del autor, nuestro mundo transformado en otro que no existe o que aún no existe. Este mundo debe diferenciarse del real al menos en un aspecto que debe ser suficiente para dar lugar a acontecimientos que no ocurren en nuestra sociedad o en cualquier otra sociedad del presente o del pasado. Una idea coherente debe fluir en esta desfiguración; quiero decir, que la desfiguración ha de ser conceptual, no trivial o extravagante...Esta es la esencia de la ciencia ficción, la desfiguración conceptual que, desde el interior de la sociedad, origina una nueva sociedad imaginada en la mente del autor, plasmada en letra impresa y capaz de actuar como un mazazo en la frente del lector, lo que llamamos el shock del no reconocimiento. El sabe que la lectura no se refiere a su mundo real.
Ahora tratemos de separar la fantasía de la ciencia ficción. Es imposible, y una rápida reflexión nos demostrará. Fijémonos en los personajes dotados de poderes paranormales; fijémonos en los mutantes que Ted Sturgeon plasma en su maravilloso "Más que humano". Si el lector cree que tales mutantes pueden existir, considerará la novela de Sturgeon como ciencia ficción. Si, al contrario, opina que los mutantes, como los brujos y los dragones, son criaturas imaginarias, leerá una novela de fantasía. La fantasía trata de aquello que la opinión general considera imposible: la ciencia ficción trata de aquello que la opinión general considera posible bajo determinadas circunstancias. Esto es, en esencia, un juicio arriesgado, puesto que no es posible saber objetivamente lo que es posible y lo que no lo es, creencias subjetivas por parte del autor y del lector...
Los escritores de ciencia ficción, y siento decirlo, realmente no sabemos nada. No sabemos hablar sobre ciencia porque nuestro conocimiento sobre ella es limitado y no oficial, y normalmente nuestra ficción resulta terrible.
Ahora definiremos lo que es la buena ciencia ficción. La desfiguración conceptual (la idea nueva, en otras palabras) debe ser auténticamente nueva, o una nueva variación sobre otra anterior, y ha de estimular el intelecto del lector; tiene que invadir su mente y abrirla a la posibilidad de algo que hasta entonces no había imaginado. "Buena ciencia ficción" es un término apreciativo, no algo objetivo, aunque pienso objetivamente que existe algo como la buena ciencia ficción.
La ciencia ficción (...) es un ejercicio del ser, es una praxis, un abrir de ojos grandes, mucho más grandes, hasta abarcar una información revelada, una síntesis, un fogonazo enceguecedor que nos permita apreciar el milagro constante en que vivimos.
El lector de ciencia ficción pilla las ideas por anticipado, y espera más información, y tiene una actitud diferente hacia lo que lee. Sabes que el mundo va a desplegarse delante de ti, y esperas a conocer las reglas. Un académico dice inmediatamente: ¿Qué quiere decir con dos lunas? , ¿Qué simboliza esto? , ¿Está el personaje loco? Porque la realidad, para el académico, no se cuestiona. Busca la metáfora. Y trata de leer metafóricamente lo que en la ciencia ficción se presenta literalmente. La ciencia ficción sigue llena de metáforas, pero se presenta alegóricamente, con objetivos en la historia, no sólo en el estilo o la forma de escribir el autor. El académico no está intelectualmente preparado. Mientras que el lector de ciencia ficción está preparado para leer tanto la ficción académica como la ciencia ficción.