Las personas mediocres tienen una respuesta para todo y no se sorprenden de nada.
Los hombres mediocres repiten que es mejor malo conocido que bueno por conocer. "El hombre mediocre" (1913), José Ingenieros
"El hombre mediocre" (1913) Frases de "El hombre mediocre" (1913) Frases de José Ingenieros
En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima. "Trampa 22" (1961), Joseph Heller
"Trampa 22" (1961) Frases de "Trampa 22" (1961) Frases de Joseph Heller
La mayor parte de los hombres, incluso en este país relativamente libre, se afanan tanto en innecesarios artificios y labores absurdamente mediocres, que no les queda tiempo para recoger los mejores frutos de la vida. "Walden" (1854), Henry david Thoreau
"Walden" (1854) Frases de "Walden" (1854) Frases de Henry david Thoreau
Los hombres que no son mediocres nunca se obstinan en el error, ni traicionan a la verdad. "El hombre mediocre" (1913), José Ingenieros
"El hombre mediocre" (1913) Frases de "El hombre mediocre" (1913) Frases de José Ingenieros
Dios es un químico orgánico.
El genio necesita la existencia de los mediocres e idiotas, porque estos son los que utilizan las obras de este dándole así su reconocimiento como genio.
La mayoría de los hombres que rodeaban entonces a Perón creyeron que yo no era más que una simple aventurera. Mediocres al fin, ellos no habían sabido sentir como yo quemando mi alma, el fuego de Perón, su grandeza y su bondad, sus sueños y sus ideales. Ellos creyeron que yo "calculaba" con Perón, porque medían mi vida con la vara pequeña de sus almas.
No existe nada que odien más los mediocres que la superioridad de talento: ésta es, en nuestros días, la verdadera fuente del odio.
Las obras de los antiguos, incluso las mediocres, son todas marcas de un buen sello.
Si los ciudadanos activos o preocupados renuncian a la política, están abandonando su sociedad a sus funcionarios más mediocres y venales.
La envidia es la religión de los mediocres. Los reconforta, responde a las inquietudes que los roen por dentro y, en último término, les pudre el alma y les permite justificar su mezquindad y su codicia hasta creer que son virtudes y que las puertas del cielo sólo se abrirán para los infelices como ellos, que pasan por la vida sin dejar más huella que sus traperos intentos de hacer de menos a los demás y de excluir, y a ser posible destruir, a quienes, por el mero hecho de existir y de ser quienes son, ponen en evidencia su pobreza de espíritu, mente y redaños. Bienaventurado aquel al que ladran los cretinos, porque su alma nunca les pertenecerá. "El juego del ángel" (2008), Carlos Ruiz Zafón
Frases de "El juego del ángel" (2008) Frases de Carlos Ruiz Zafón