El tantrismo se encuentra indirectamente en el origen de los templos-burdeles. Pues, en realidad, ¿Por qué había sexo en los templos? Nosotros, los occidentales, para quienes lo espiritual excluye lo sexual, no comprendemos que para el tantra el sexo sea sagrado. De modo que los primeros templos eran el lugar privilegiado de las pujas tántricas. Esto suscita una pregunta: ¿No era ya una forma de prostitución? No, pues es totalmente diferente la actitud ante la mujer, ante la feminidad. Para el tantra, la mujer y los valores que ella encarna son sagrados, y por tanto respetados.
Si el brahmanismo se ha nutrido ampliamente del tantrismo, del cual ha tomado en préstamo muchas prácticas mágicas y procedimientos sexuales, sin embargo son los brahmanes y no los tántricos los que han comercializado el sexo en el templo.
Según el contexto, tantra significa lanzadera, trama (del tejido), continuidad, sucesión, descendencia o también proceso continuo, desarrollo de una ceremonia, sistema, teoría, doctrina, obra científica, sección de una obra. Por último, tantra designa una doctrina mística y mágica o una obra que se inspire en ella.
El tantra percibe el universo como un tejido donde todo se imbrica, todo se sostiene, todo actúa sobre todo.
Para el tantra el universo es Conciencia y Energía asociadas. En la práctica, esto lleva al respeto total de toda vida, sea animal, vegetal o bacteriana. Cuando alguien perjudica cualquier forma de vida perjudica su propia vida: la ecología se vuelve cósmica.
El tantra considera que cada célula es un ser viviente, consciente por sí mismo, dotado de un psiquismo, de emociones, de memoria, (...) El cerebro pierde la exclusividad de la conciencia, que se convierte en una propiedad de todo el cuerpo. Si la conciencia y/o el espíritu existen en mi cerebro -todo lo que está aquí está en todas partes-, ellos impregnan también todo el organismo. El cuerpo ya no es la carcasa, el harapo, el obstáculo a la vida espiritual o -en el mejor de los casos- el "buen servidor": la espiritualidad existe en todos los niveles corporales.
El tantra no aporta ningún dogma -felizmente-, pero eso no implica que un adepto tántrico deba rechazar los suyos, si los tiene. Si su religión se los propone, perfecto, pero el tantra en sí no se los proporcionará. El tantra, que entre otras cosas es una búsqueda de lo Real, no está, pues, en conflicto ni con la ciencia, ni con la religión: nada nos obliga a aceptar la idea de una conciencia que impregna todo el universo material.
La vida, la conciencia y la mente son, según el tantra, diversos aspectos de la energía cósmica, más o menos sutiles, pero tan concretos y materiales como la gravitación o el electromagnetismo.