Si sentimos profundo respeto por otros seres humanos como iguales receptores de este preciso patrimonio de cinco mil millones de años de evolución, ¿Por qué no ha de aplicarse tal identificación también a todos los demás organismos de la Tierra que son, asimismo, el producto del mismo número de años de evolución? Cuidamos de una pequeña fracción de organismos de la Tierra como, por ejemplo, perros, gatos y vacas -porque son útiles o porque nos halagan-. Pero las arañas, las salamandras, el salmón y el girasol son igualmente nuestros hermanos y hermanas. "La conexión cósmica" (1973), Carl Sagan