Cuanto más la todopoderosa industria cultural usurpa el principio clarificador y lo corrompe en una manipulación de lo humano que favorece la perduración de lo oscuro, tanto más se contrapone el arte a la falsa claridad, opone al omnipotente estilo actual de las luces de neón configuraciones de esa oscuridad reprimida y ayuda a la clarificación únicamente en cuanto convence de un modo consciente a la claridad del mundo de sus propias tinieblas.
En la era industrial avanzada, las masas no tienen más remedio que desahogarse y reponerse como parte e la necesidad de regenerar las energías para el trabajo que consumieron en el alienante proceso productivo. Esta es la única base de masas de la cultura de masas. En ella se cimenta la poderosa industria del entretenimiento que siempre crea, satisface y reproduce nuevas necesidades.
Todo arte, tomado como un medio para pasar el tiempo libre, se convierte en un entretenimiento, al tiempo que absorbe temas y formas del arte autónomo tradicional como "bienes culturales".
El problema fundamental de las industrias culturales o de entretenimiento es preservar la monetización de sus recursos y mantener un modelo de negocio sostenible. Esos son intereses opuestos a los de las grandes compañías tecnológicas y de telecomunicaciones, que esencialmente incrementan su margen de beneficio a base de devaluar los contenidos y traspasar el valor añadido de recursos que no han producido y que no les han supuesto coste alguno al de los servicios y productos que venden al consumidor, que se rinde dócilmente a cualquier cosa que le ofrece el sector tecnológico.
La industria cultural tiene que entender que se enfrenta a enemigos muy hábiles y peligrosos, debe espabilarse y salir del agujero por sus propios pies, porque nadie va a ayudarla a salir del agujero, no podemos esperar que sea el consumidor el que salve a la industria cultura.
Detrás de las relaciones estadísticas entre el capital escolar o el origen social y tal o cual saber, o tal o cual manera de utilizarlo, se ocultan relaciones entre grupos que mantienen a su vez relaciones diferentes, e incluso antagónicas, con la cultura, según las condiciones en las que han adquirido su capital cultural y los mercados en los que puedan obtener de él, un mayor provecho. "La distinción" (1979), Pierre Bourdieu
Frases de "La distinción" (1979) Frases de Pierre Bourdieu
Cuanto más autónomo y más rico en capital específico sea un productor cultural, y más exclusivamente orientado esté hacia ese mercado restringido en el que como clientes sólo se tiene a los propios competidores, más inclinado se sentirá a la resistencia. Por el contrario, cuanto más destine sus productos al mercado de la gran producción (como los ensayistas, los escritores periodistas, los novelistas conformistas), más tendencia mostrará a colaborar con los poderes externos, estado, iglesia, partido, y, hoy en día, periodismo y televisión, a someterse a sus requerimientos o a sus exigencias. "Sobre la televisión" (1996), Pierre Bourdieu
Frases de "Sobre la televisión" (1996) Frases de Pierre Bourdieu