De lo que mis granaderos son capaces, solo lo sé yo, quien los iguale habrá quien los exceda no.
(...) Poco después, hubo una velada memorable. No sé qué clase de música militar -si polkas o marchas- se alzaba lentamente del Oka y avanzaba hacia nosotros a través de la capa de neblina que planeaba sobre los bordes del río. Pronto aparecieron un pequeño remolcador y tres escampavías desde la colina. Sin duda habían visto desde el barco la propiedad en lo alto y decidieron atracar. El remolcador dio media vuelta y condujo las escampavías hacia nuestra orilla. Eran soldados, una importante unidad de granaderos. Desembarcaron e hicieron fogatas al pie de la colina. Se invitó a los oficiales a cenar y a pernoctar en lo alto. Se embarcaron a la mañana siguiente. Fue un episodio de la movilización general. La guerra había comenzado. "Yo recuerdo" (1957), Borís Pasternak
"Yo recuerdo" (1957) Frases de "Yo recuerdo" (1957) Frases de Borís Pasternak
Cuando el sol empezaba a calentar el suelo, disipando la neblina, el capellán, que ya había recorrido las cortas calles y callejas de Cegama, fue a casa del General para enterarse de cómo había pasado la noche. Desde la plaza de la iglesia, salvando un puentecillo sobre espumoso torrente que iba a aumentar las aguas del Oria, llegó a una elevada plazoleta, en la cual vio un caserón con ángulos de sillería almohadillada y ventanales de piedra, el cual bien podía pasar por palacio, conforme al tipo de construcciones de Guipúzcoa. En la puerta había guardia de granaderos; algunas personas del pueblo, gozosas, decían que el General había pasado buena noche, y que estaba tranquilo y contento. Anhelando más concretas noticias, entró Fago en el portal, cuadra enorme, empedrada, con unas grandes pesas colgantes en el testero de la izquierda.