La vida estaba llena de puertos con callejas oscuras y silenciosas, de noches sin luna, de lugares discretos donde un capitán de gurapas, sin otro respaldo que el de su toledana, podía verse con un palmo de acero entre pecho y espalda sin tiempo a decir Jesús. "Corsarios de Levante" (2006), Arturo Pérez-Reverte
Frases de "Corsarios de Levante" (2006) Frases de Arturo Pérez-Reverte