26 frases de Un punto azul pálido (Pale Blue Dot) de Carl Sagan... Obra que mezcla filosofía y ciencia para lograr una emocionante, educativa e ilustrada perspectiva sobre el lugar de la especie humana en el universo. Está inspirado en una fotografía de la Tierra tomada por la nave espacial Voyager en 1990.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Carl Sagan son: cosmología, tener grandes sueños, esperanza, planeta tierra, belleza de la vida, sentido común, realización personal, tecnología, astronautas, hiperespacio.
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Frases de Un punto azul pálido Carl Sagan
01. ¿Dónde quedan los sueños que deben motivarnos e inspirarnos?
02. La astronomía es una experiencia de humildad, y formadora del carácter.
03. Si continuamos acumulando solamente poder y no sensatez, con toda seguridad nos autodestruiremos.
04. Desarrollamos amor y lealtad apasionados hacia el grupo en el que nacemos, por pequeño que éste sea.
05. Con todos nuestros fallos, a pesar de nuestras limitaciones y falibilidades, los seres humanos somos capaces de lograr la grandeza.
06. En la inmensidad del espacio y del tiempo, me siento feliz de poder disfrutar del privilegio de compartir un mismo planeta y una misma época con Annie.
07. Con todas sus ventajas materiales, la vida sedentaria nos ha dejado un rastro de inquietud, de insatisfacción. Incluso tras cuatrocientas generaciones en pueblos y ciudades, no hemos olvidado.
08. ¿Dónde se ocultan las visiones de futuros esperanzadores, la concepción de la tecnología como instrumento en favor del progreso humano y no como arma apuntando a nuestras cabezas?
09. Existen, pues, todas las razones para pensar que, en los años venideros, Marte y sus misterios se irán haciendo cada vez más familiares para los habitantes del planeta Tierra.
10. (...) Es una mera cuestión de selección natural. Si nos volvemos sólo un poco más violentos, cortos de miras, ignorantes y egoístas de lo que somos hoy, casi seguro que no tendremos futuro.
11. Tan pronto como superamos nuestro miedo a ser insignificantes nos descubrimos en el umbral de un universo vasto e imponente que empequeñece del todo -en tiempo, espacio y potencial- el ordenado proscenio antropocéntrico de nuestros antepasados.
12. Las visiones de futuro que transmitimos a nuestros hijos dan forma a ese futuro. Por ello es importante cuáles son esas visiones, pues a menudo se convierten en profecías de autorrealización. Los sueños son como mapas.
13. (...) Es nuestro hogar. Somos nosotros. Sobre él ha transcurrido y transcurre la vida de todas las personas a las que queremos, la gente que conocemos o de la que hemos oído hablar y, en definitiva, de todo aquel que ha existido.
14. En los tiempos que corren parece que ya no queda nada por explorar, al menos en el área terrestre de nuestro planeta. Víctimas de su notable éxito, hoy en día la gran mayoría de los exploradores prefieren quedarse en casa.
15. ¿Qué nuevas maravillas jamás soñadas en nuestro tiempo serán labradas en otra generación? ¿Y en otra? ¿Hasta dónde habrá caminado nuestra especie de nómadas a fines del próximo siglo? ¿Y al finalizar el próximo milenio?
16. Tal como ha ocurrido en cada uno de los libros que he escrito desde 1977, no tengo palabras para expresar mi gratitud a Ann Druyan, por sus aportaciones críticas y fundamentales contribuciones, tanto en lo que se refiere al contenido como al estilo.
17. Dentro de un milenio nuestra época se recordará como el tiempo en que nos alejamos por primera vez de la Tierra y la contemplamos desde más allá del último de los planetas, como un punto azul pálido casi perdido en un inmenso mar de estrellas.
18. Las ingentes distancias que median hasta las estrellas y las galaxias son responsables de que en el espacio todo lo veamos en el pasado, y que incluso percibamos algunos cuerpos celestes tal como eran antes de la formación de la Tierra. Los telescopios son en realidad máquinas del tiempo.
19. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.
20. Nuestro planeta no es más que una solitaria mota de polvo en la gran envoltura de la oscuridad cósmica. Y en nuestra oscuridad, en medio de esa inmensidad, no hay ningún indicio de que vaya a llegar ayuda de algún lugar capaz de salvarnos de nosotros mismos.
21. Echemos otro vistazo a ese puntito (la Tierra). Ahí está. Es nuestro hogar. Somos nosotros. Sobre él ha transcurrido y transcurre la vida de todas las personas a las que queremos, la gente que conocemos o de la que hemos oído hablar y, en definitiva, de todo aquel que ha existido.
22. Las imágenes de la Tierra obtenidas por el Apolo transmitieron a las multitudes algo de sobra conocido para los astrónomos: a la escala de los mundos -por no mencionar a estrellas o galaxias-, los humanos somos insignificantes, una fina película de vida sobre un oscuro pedazo de roca y metal.
23. (...) Tal vez no hay mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido.
24. Si decidimos enviar personas al espacio, tendrá que ser por una razón de peso y sin perder de vista en ningún momento el hecho de que casi con seguridad ello va a implicar la pérdida de vidas humanas. Los astronautas y cosmonautas siempre lo han tenido claro. Y, a pesar de ello, nunca ha habido ni habrá escasez de voluntarios.
25. El simbolismo parecía venir como anillo al dedo. La misma tecnología capaz de propulsar armas apocalípticas de un continente a otro haría posible el primer viaje humano a otro planeta. Se trataba de una elección con unos poderes míticos muy apropiados: abrazar un planeta que se denomina como el dios de la guerra, en lugar de poner en práctica la locura que con él se asocia.
26. Fuimos nómadas desde los comienzos. Conocíamos la posición de cada árbol en cien millas a la redonda. Cuando sus frutos o nueces habían madurado, estábamos allí. Seguíamos a los rebaños en sus migraciones anuales. Disfrutábamos con la carne fresca, con sigilo, haciendo amagos, organizando emboscadas y asaltos a fuerza viva, cooperando unos cuantos conseguíamos lo que muchos de nosotros, cazando por separado, nunca habríamos logrado. Dependíamos los unos de los otros. Actuar de forma individual resultaba tan grotesco de imaginar como establecernos en lugar fijo. Trabajando juntos protegíamos a nuestros hijos de los leones y las hienas. Les enseñábamos todo lo que iban a necesitar. También el uso de las herramientas. Entonces, igual que ahora, la tecnología constituía un factor clave para nuestra supervivencia.