
Disfruta de estas 14 frases de "La revolución de la esperanza"... ¿Dónde estamos ahora y hacia dónde vamos? ¿Qué significa ser hombre? Frases de Fromm que abordan la crisis de la sociedad moderna, crítica al capitalismo y la necesidad de una transformación social.
Índice
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en las frases y pensamientos de "La revolución de la esperanza", de Erich Fromm son: tecnología, humanismo, sociología, desarrollo personal, crítica del consumismo, esencia del ser humano.
Frases de "La revolución de la esperanza"
01. Fortaleza es la capacidad de decir "no" cuando el mundo querría oír un "sí".
02. Las máquinas y las computadoras deben volverse medios para los fines determinados por la razón y la voluntad del hombre.
03. La esperanza es un elemento decisivo para cualquier intento de efectuar cambios sociales que lleven a una vivacidad, consciencia y razón mayores.
04. El hombre moderno tiene todo: automóvil, casa, un trabajo, (...), problemas, dificultades, satisfacciones. Y como si todo esto fuera poco, tiene también su psicoanalista.
05. La división entre pensamiento y afecto conduce a una enfermedad, a una esquizofrenia crónica poco profunda, que el nuevo hombre de la era tecnotrónica comienza a padecer.
06. La esperanza es paradójica. Tener esperanza significa estar listo en todo momento para lo que todavía no nace, pero sin llegar a desesperarse si el nacimiento no ocurre en el lapso de nuestra vida.
07. Dado que tengo ojos, tengo necesidad de ver; Dado que tengo oídos, tengo necesidad de oír; Dado que tengo una mente, tengo la necesidad de pensar; Y dado que tengo corazón, tengo la necesidad de sentir.
08. Cualquier cambio en los patrones sociales hace que se cierna sobre él una viva inseguridad e, incluso, la locura, porque toda su relación con la realidad está viciada por la realidad ficticia que se le presenta como verdadera.
09. La razón mana de la combinación del pensamiento racional y el sentimiento. Si separamos las dos funciones, el pensamiento se deteriora volviéndose una actividad intelectual esquizoide y el sentimiento se disuelve en pasiones neuróticas que dañan a la vida.
10. El proceso de alcanzar una consciencia cada vez mayor no es más que el proceso de despertarse, de abrir los ojos y ver lo que se halla enfrente de nosotros. Ser consciente quiere decir suprimir las ilusiones y al mismo tiempo, en la medida en que esto se cumple, un proceso de liberación.
11. Si el hombre fuera infinitamente maleable, no existirían las revoluciones; tampoco habría cambios, pues una cultura dada habría conseguido someter al hombre a sus patrones sin resistencia de su parte. Pero siendo sólo relativamente maleable, el hombre ha reaccionado siempre protestando contra las condiciones que hicieron demasiado drástico o intolerable el desequilibrio entre el orden social y las necesidades humanas.
12. Lo que vale para el individuo vale también para la sociedad. Esta jamás es estática: si no crece, decae; si no trasciende el statu quo hacia lo mejor, se desvía hacia lo peor. A menudo tenemos, la gente que conforma una sociedad o como individuos, la ilusión de que podríamos estar quietos y no alterar la situación dada en uno u otro sentido. Esta es una de las ilusiones más peligrosas. En el momento en que nos detenemos, comienza la decadencia.
13. El desarrollo del hombre exige que utilice su poder de trascender la prisión estrecha de su yo, de su avidez y su egoísmo, de su separación intrínseca respecto de su prójimo y, por ende, de su soledad básica. Esta trascendencia es la condición para estar abierto y relacionado con el mundo, para ser vulnerable y, sin embargo, tener experiencia de la identidad y de la integridad; es la condición para que el hombre pueda gozar de todo lo vivo, derramar sus facultades en el mundo que lo rodea, "interesarse".
14. El hombre nace como una extravagancia de la naturaleza, siendo parte de ella y, no obstante, trascendiéndola. Tiene que encontrar principios de acción y de decisión que reemplacen los principios del instinto. Tiene que buscar un marco de orientación que le permita organizar una imagen congruente del mundo como una condición para obrar congruentemente. Tiene que luchar no sólo contra los peligros de la muerte, el hambre y el daño corporal, sino contra otro peligro específicamente humano: la locura. En otras palabras, no sólo tiene que protegerse contra el peligro de perder la vida, sino también contra el de perder la mente.