Hablar de sueños es como hablar de películas, ya que el cine utiliza el lenguaje de los sueños: años pueden pasar en segundos y se puede saltar en un lugar a otro.
Hay algo sorprendente: cuando reflexiono sobre todas mis películas, me llama la atención que, en las épocas en que estuve deprimido hice comedias. Y cuando me sentía feliz, rodé temas más bien trágicos. Quizás intente inconscientemente compensar cada uno de mis estados de ánimo.
Si quieres saber todo sobre Andy Warhol, basta con ver mis pinturas y películas y allí estoy. No hay nada más.
Hay películas excelentes que poseen errores técnicos. Y películas técnicamente muy bien realizadas, pero de un vacío y de una sequía interiores que da pena. Para mí es mucho más importante la inspiración, las ganas de decir algo, de hacer algo. Lo demás es menos importante.
Las películas de Hollywood, en los últimos veinte o treinta años, son hechas principalmente por abogados o agentes.
El secreto de las películas es que son una ilusión.
Me gusta actuar en películas, me gusta filmarlas, me gusta dirigirlas. Me gusta la sensación de estar haciéndolas y eso es algo que yo respeto. No tiene la menor importancia si es una película mediocre o una película excelente. Amo a cualquier persona que pueda hacer una película. Pero me apena si no pone ningún pensamiento porque entonces se perdieron el tren.
Lo que quieren decir verdaderamente mis películas lo he descubierto después... Descubro su significación después de finalizar, pues tengo una creación espontánea, instintiva, apenas intelectual.
Un film es una cosa viva. No soy de los directores que se atienen a lo que hay escrito. Mis películas cambian enormemente durante el rodaje.
Una película nunca se termina, sólo se abandona.
Para hacer una película hay una sóla regla: sólo hay que hacer aquello que sea de utilidad a la película.
Pienso rodar algunas escenas fuera de foco... Quiero ganarme el Oscar a la mejor película extranjera.